Al pie de las sierras de los Comechingones, Merlo celebró con esplendor su primer Festival del Libro, un acontecimiento que dotó de densidad cultural a la ciudad. El evento se desarrolló en la plazoleta frente al Casino Flamingo, donde se reunieron librerías locales, editoriales de la provincia; instituciones como bibliotecas populares y el Centro de Historia de Merlo, Fundación Algarrobo Abuelo, artistas visuales e ilustradores, como también expresiones gastronómicas y musicales. Tampoco faltó un espacio íntegramente dedicado a los niños y los libros.

La iniciativa y organización de este Festival fue de la librería Hexámetro, que junto a las demás librerías locales: Libros de la Sierra; Morrison Tienda de Libros y Sacha Libros llevaron adelante el evento. En principio, la programación de actividades y colocación de stand estaba prevista para tres días, pero la contingencia del clima obligó a la suspensión de lo pactado para el sábado por el temporal que azotó a la ciudad.

A pesar de la inestabilidad del clima, el viernes y domingo se pudo cumplir con las actividades. Y la apertura estuvo a cargo de personas ligadas a la literatura de distintas generaciones. Cecilia de Gabriel, Juan Carlos Velazque, Juan Andrés Despouy y Giovanna Lagomarsino, leyeron textos del poeta Antonio Esteban Agüero que fueron ilustrados por los artistas, Sol Corradi, Gonzalo Alvarez y Mariano Melidone. Florencia Urquiza explicó su “bitácora de lectura y reseñas”. Nicolás Taltavull recomendó libros.

En la actividad “Zoom en 35 mm” Raymundo Lagresta, Eugenia Altamirano, Gimena Barrionuevo y Leo Moro hablaron de la relación entre cine y literatura. Y la música llegó con el set de Tetrahedro, DJ de vinilos. Hubo sueltas de libros y los poetas de Perniciosa Ediciones y la poeta local, Nuria Nuy coordinaron el abierto de poesía. Mientras esto acontecía, los artistas visuales e ilustradores mostraban sus obras.

Turistas y merlinos se sorprendieron ese primer día por la variedad de propuestas, en un Festival que llevó el sello de lo autogestivo y trabajo mancomunado, para sostener el armado de los stands, iluminación, sonido y cada detalle para dar uniformidad a la propuesta.

RIQUEZA CULTURAL

El domingo, las actividades se sucedieron una tras otra, ante una cantidad de público muy significativa. Los visitantes además podían charlar con los editores y escritores presentes. Una mesa resumía las obras publicadas de los autores locales y zonales. La editorial Azul Francia tenía a la vista parte de su catálogo y la Editorial Vagus, con presencia en Argentina e Italia hizo su debut con sus primeros tres libros ya publicados.

Los reconocidos escritores, Luis Mey, Haidu Kowski, se sumaron con generosidad a la propuesta y dieron recomendaciones para escritores, además de contar sus propias experiencias al momento de sentarse a escribir un texto y las dificultades que se deben atravesar. Los integrantes de “Merlo sangriento” también pudieron mostrar su trabajo de cortos y cuentos de terror.

La gastronomía llegó del talento y los productos que brotan en el suelo puntano, con el “Rincón de Virginia” y el aperitivo “Al Voleo”. La música con Puchi García & “La Vertiente” lograron un clima de intimidad entre las voces, los instrumentos y la narrativa. Gitanes del Swing y su propuesta de jazz y Mekoroke con sus tambores sumaron sus ritmos.

El cierre literario fue una mesa compartida de escritores, poetas, docentes en literatura sobre el hacer de la literatura sanluiseña, la impronta del lugar donde viven y la selección de temas que se abordan al momento de escribir. Lucio Pierini, Nicolás Taltavull, Lorena Amitrano y Gustavo Menéndez dieron su visión sobre las elecciones de las voces narrativas y las influencias al momento de la escritura. Marina Sacaba sumó su voz para leer dos textos de autoras locales, y sumó su momento poético merlino.  La repercusión del Festival selló el idilio de Merlo con las letras y mostró a los visitantes la riqueza de la literatura local y puntana.