EL CAPITULO CASI DESCONOCIDO EN LA VIDA DE POLO GODOY ROJO
Una historia escrita en los huesos
Por Marcelo Alcaraz
La mañana del 6 de julio de 2007, una valija que escondía una urna de madera llegó en colectivo a la terminal de Córdoba. Adentro estaban los huesos de un hombre desaparecido hacía treinta años: Mario Alberto Godoy, 29 años, ingeniero, militante del peronismo revolucionario. Había sido ejecutado de un disparo por la espalda el 8 de marzo de 1977 en Bernal, provincia de Buenos Aires. Nunca pasó por un centro clandestino de detención. La Dictadura lo enterró desnudo, sin nombre, en una fosa común del cementerio de Ezpeleta, en Quilmes.
Miles de personas en San Luis y en Córdoba conocían a su padre, el escritor puntano Polo Godoy Rojo, autor de "Donde la Patria no alcanza". Pero apenas un puñado lo había conocido a él.
De joven, mientras estudiaba ingeniería, Mario Godoy militaba en la Agrupación de Estudios Sociales, de vinculación con las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Después integró la JP y Montoneros y fue enviado de Córdoba a La Rioja, donde vivió en barrios humildes y caseríos populares. Tocaba la guitarra, practicaba karate, leía y debatía sobre política. Lo llamaban “el Petiso”, porque medía un metro cincuenta. Estaba casado con María Mercedes Castiglione, “la Peca”, y tuvo un hijo: Mariano.
Perdió todo eso de un balazo. En un supuesto enfrentamiento, un grupo de tareas lo asesinó en una calle de Bernal. Pero no se supo hasta que encontraron sus huesos que ese disparo había sido por la espalda.
Hasta 2007, su familia ignoró cómo había sido el final de su vida: era un desaparecido. Polo Godoy Rojo jamás pudo enterarse de nada: murió el 4 de julio de 2004, a los 90 años en un "domingo de mucho sol", según el testimonio que dejó su esposa Dora:
– Vino a casa la enfermera que lo atendía y le dio el desayuno. Salió de la habitación muy contenta porque se había tomado toda la taza. Entonces me dice: llévele agua para que se enjuague la boca. Pero cuando fui estaba muerto. Como era goloso, murió tomando la leche.
Polo había nacido en Santa Rosa del Conlara, San Luis, en 1914. Fue maestro rural, arquero del Dolores B.A.P. de Concarán, escritor, padre de cuatro hijos. Se trasladó a Córdoba en los años '60 para que pudieran estudiar en la universidad. Nunca dejó de escribir.
Cuando su hijo Mario desapareció, se volvió más silencioso. Se encerró, esperó y siguió escribiendo. En uno de sus poemas, dedicado a él, dice:
Medianoche; un auto se detiene.
Oigo pasos.
¿Será que por fin, hijo, regresas al hogar?
Espero… nada… ¡Nada!
¿Fue un sueño, nada más?
Mario, Polo y Dora, que murió el 17 de septiembre de 2017, están hoy enterrados juntos en un cementerio parque de Villa Allende, en Córdoba.
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El descubrimiento
El descubrimiento de los restos humanos de Mario Alberto Godoy fue posible gracias al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Cuando en 2005 revisaron los registros del cementerio de Ezpeleta, un certificado de defunción llamó su atención: "Joven, un metro cincuenta, pelo claro".
Excavaron en la zona 215 bis, sobre una fosa común. Luego armaron un macabro rompecabezas de huesos y más adelante buscaron coincidencias genéticas con muestras de sangre de la familia Godoy.
– El secuestro y el asesinato ocurrieron simultáneamente. Mario Godoy nunca estuvo en una instalación clandestina. De diferentes fuentes supimos que lo habían matado en la zona sur, cerca de donde vivía. Luego observamos en qué cementerio podía ser enterrado, en una cierta variedad de fechas. Podría ser en Avellaneda o Ezpeleta. A partir de su descripción, tez blanca, un metro cincuenta, de pelo claro, nos llamó la atención un certificado de defunción que registraba características similares. Encontramos los huesos y le hicimos la investigación genética, es decir, pruebas de ADN con sus parientes –explicó tiempo después del descubrimiento la antropóloga Patricia Bernardi, una de las fundadoras del EAAF.
Esa investigación, lenta y exhaustiva, al final trajo a la luz la historia que habia permanecido enterrada y oculta durante décadas: la historia marcada en los huesos.
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Inteligencia Artificial como apoyo narrativo
En este especial de Infomerlo, las nuevas tecnologías se ponen al servicio de la narrativa periodística. El video que acompaña esta nota fue realizado casi en su totalidad con el apoyo de inteligencia artificial: fotos restauradas y animadas, voz en off y música original diseñadas por IA generativa.
El resultado permite que cobren vida fotos de Mario Alberto Godoy, de Polo Godoy Rojo, de Dora Ponce, y ayuda a la reconstrucción de su memoria.