Salud
Pandemia silenciosa: el COVID-19 aceleró el envejecimiento cerebral, incluso sin infección

Aunque no hayan contraído el virus, miles de personas sufrieron un impacto invisible pero profundo durante la pandemia de COVID-19: el envejecimiento acelerado de su cerebro. Así lo determinó un estudio de la Universidad de Nottingham, que analizó imágenes cerebrales de casi mil individuos antes y después del inicio de la crisis sanitaria.
El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, reveló que los cerebros de quienes atravesaron la pandemia envejecieron, en promedio, 5,5 meses más que los de quienes no estuvieron expuestos al período pandémico. Este fenómeno fue aún más marcado en varones, adultos mayores y personas de entornos socioeconómicos más vulnerables.
“Este estudio nos recuerda que la salud cerebral se ve afectada no solo por la enfermedad, sino también por nuestro entorno cotidiano”, explicó la profesora Dorothee Auer, experta en neuroimagen y autora principal del trabajo. “Aún no sabemos si estos cambios serán reversibles, pero es alentador pensar que podrían serlo”.
Cómo se hizo el estudio
El equipo de investigadores utilizó inteligencia artificial entrenada con resonancias magnéticas de más de 15 mil personas sanas, extraídas del Biobanco del Reino Unido. A partir de esas imágenes, calcularon la llamada “brecha de edad cerebral”, es decir, la diferencia entre la edad real de un individuo y la edad estimada de su cerebro.
Luego aplicaron este modelo a dos grupos de estudio: uno con 564 personas que se hicieron resonancias antes de la pandemia, y otro con 432 participantes que se las realizaron antes y después del inicio del confinamiento. En este último grupo se detectó el envejecimiento acelerado.
Aunque el impacto fue más notorio en quienes sí se infectaron con SARS-CoV-2, también se observó deterioro cerebral en personas que nunca contrajeron el virus. El director del estudio, Ali-Reza Mohammadi-Nejad, se mostró sorprendido por este hallazgo: “Incluso sin infección, hubo un aumento significativo en la tasa de envejecimiento cerebral. Eso demuestra hasta qué punto la experiencia de la pandemia en sí misma —el aislamiento, la incertidumbre— afectó nuestra salud mental y neurológica”.
Impacto en el rendimiento cognitivo
El estudio también incluyó diez pruebas cognitivas para evaluar el rendimiento de los participantes. En quienes se habían infectado, el envejecimiento cerebral acelerado se correlacionó con un peor desempeño, especialmente en tareas que exigían flexibilidad mental y velocidad de procesamiento.
Sin embargo, los investigadores advirtieron que aún no pueden determinar cuánto tiempo durarán estos efectos ni si se replican en otras poblaciones del mundo, ya que los datos corresponden exclusivamente al Reino Unido.
¿Qué pasó con los más jóvenes?
Otros estudios también encontraron signos preocupantes en niños y adolescentes. Investigaciones en Estados Unidos revelaron que los cerebros de las niñas, por ejemplo, mostraron un envejecimiento prematuro tras los períodos de confinamiento. Según el Instituto de Ciencias del Aprendizaje y del Cerebro (I-LABS) de la Universidad de Washington, esto se vinculó con el aislamiento social y un aumento de los niveles de ansiedad, depresión y estrés.
Evidencia argentina
En la Argentina, científicos del Conicet y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) están investigando si el COVID prolongado deja secuelas neurológicas permanentes. “Estudiamos pacientes con síntomas persistentes tras el COVID-19 mediante neuroimágenes y evaluaciones cognitivas”, señaló el investigador Martín Belzunce. Los primeros resultados indican que hubo atrofia leve y cambios estructurales en el cerebro, más marcados entre quienes no se vacunaron.
(Fuente: Infobae)