Coraje y legado puntano

Juan Pascual Pringles: 230 años del héroe que cabalgó hacia la inmortalidad

Su sable jamás se rindió. A 230 años de su nacimiento, San Luis honra la memoria del coronel Juan Pascual Pringles, símbolo de valor y lealtad, cuya gesta en Chancay aún estremece el alma de la patria.
sábado 17 de mayo de 2025
A 230 años del natalicio de Juan Pascual Pringles, el héroe puntano, San Luis conmemora el Día del Granadero Puntano en su honor.
A 230 años del natalicio de Juan Pascual Pringles, el héroe puntano, San Luis conmemora el Día del Granadero Puntano en su honor.

 “Y aquí estoy con mi sable blandiendo hacia el cielo…” Así comienza la visión poética y estremecedora del máximo héroe puntano, el coronel Juan Pascual Pringles, que resuena como un eco de honor desde las sierras de San Luis hasta las costas del Pacífico. Este 17 de mayo se cumplen 230 años de su nacimiento, y su figura se agiganta con el paso del tiempo, no solo como militar valiente, sino como símbolo de integridad, patriotismo y dignidad.

Nacido en 1799, Pringles dejó el mostrador del comercio para sumarse, muy joven, a las milicias. Pronto se transformaría en una pieza clave del Ejército Libertador, peleando en batallas fundamentales como Junín, Ayacucho y la ocupación de Lima. Pero fue en la playa de Chancay, Perú, donde su coraje alcanzó ribetes legendarios.

Allí, en noviembre de 1820, con apenas quince hombres, enfrentó a cientos de soldados realistas. El general San Martín le había ordenado no combatir, pero Pringles, desbordado por el impulso patriótico, cargó al grito de “¡Viva la patria!”. Rodeado, sin salida en tierra, se lanzó al mar con su escuadrón, cabalgando contra las olas como si el océano fuera un campo más de batalla.

Aquel acto temerario impresionó incluso al enemigo. El brigadier español Jerónimo Valdés ordenó detener el fuego y rescatar a Pringles y sus hombres. Pringles, fiel hasta el final, destruyó los despachos secretos que llevaba. Por su valor, San Martín le reprochó la desobediencia, pero lo premió con un escudo que rezaba: “Gloria a los vencidos en Chancay”.

Pringles continuó su servicio bajo las órdenes de Bolívar y combatió en el Alto Perú. Sin embargo, no moriría en tierras extranjeras, sino en su patria, traicionado por el fratricidio de la guerra civil. En 1831, rodeado por federales que le exigieron entregar su sable, Pringles se negó. Prefirió morir antes que entregar el símbolo de su honor. Esa negativa lo volvió eterno.

A lo largo de los años, escritores como Sarmiento lo elevaron al panteón de los inmortales. “No hay gloria verdadera si no se conquista a sablazos”, escribiría el sanjuanino. En San Luis, el valle de Las Chacras —donde Pringles se incorporó a los Granaderos— resguarda los ecos de su llamado. Allí, el Monumento al Pueblo Puntano de la Independencia, que guarda los restos de granaderos caídos en San Lorenzo, espera también custodiar algún día los restos del coronel.

Porque Juan Pascual Pringles ya ha regresado en espíritu.

“¡Aquí estoy, puntanos! ¡Aquí he vuelto! ¡Viva la patria!”

¿Que opinión tenés sobre esta nota?