Cien. Esa es la cantidad de días que lleva cerrada la obra de remodelación de la plaza Sobremonte, rodeada por una media sombra verde, que causó estupor en los turistas y un daño económico irreparable en los comercios del centro histórico, por el corralito del intendente a la plaza.

Los trabajos fueron iniciados a mediados de noviembre, a una semana del balotaje presidencial, y con la incertidumbre del quién sería el presidente. A pesar de ello, el intendente, Juan Alvarez Pinto -por estos días de vacaciones- firmó un acuerdo con el ministerio de Obras Públicas de la Nación para comenzar la obra de manera apresurada. Se trató de una medida arrebatada.

La financiación en ese momento estaba en el aire. Y así siguió. De Nación, y tras el triunfo de Javier Milei, no enviaron un solo peso a la municipalidad para esa obra como para la remodelación de la Vieja Terminal. Y tampoco vendrá. Por eso, la actual gestión municipal tuvo que echar mano a los recursos propios para avanzar en los trabajos, que se estiman estarán terminados entre “abril y mayo”.

Se reconoce que el avance es lento, con personal municipal. Según se pudo saber, en plena crisis por la obra, empresas merlinas tenían a mano soluciones constructivas para poner en marcha y a menor costo. Es que no se trata de una obra compleja. Es, básicamente, cambiar el piso. El solado. Las baldosas. Pero, esa alternativa no fue escuchada. Ahora, el daño está hecho. La imprudencia política de iniciar obras con una temporada que ya venía torcida terminó por arruinar a muchos comerciantes y empleados.