De manera independiente y transparente. Un reclamo de los merlinos para que el Festival Nacional Valle del Sol deje de ser rehén de los políticos de turnos que están en la municipalidad y pase a manos de una Comisión Independiente. Así se han expresado en las redes sociales los vecinos tras la idea del concejal, Gastón Fonseca, para que la fiesta más merlina sea organizada por integrantes de una comisión permanente, ajena al municipio y a los humores de los políticos tradicionales. En otros festivales exitosos sucede de esa forma, como Cosquín o Jesús María.

Existe en Villa de Merlo, desde el 2006, una ordenanza por la cual se crea “la Comisión Organizadora Permanente de la Fiesta Nacional Valle del Sol”. Allí se señala que “la Comisión Organizadora estará integrada por ciudadanos de reconocida trayectoria dentro de nuestra comunidad y en especial aquellos que tengan la suficiente experiencia en la organización de éste tipo de eventos”, algo que nunca se cumplió o se hizo de manera parcial. Esa normativa señala que esa “Comisión Organizadora” estará conformada por una mesa Ejecutiva integrada por dos miembros del Ejecutivo Municipal; dos miembros del Honorable Concejo Deliberante y cinco miembros de la Comunidad, los que durarán en sus cargos dos años, pudiendo ser reelegidos por un periodo similar. El Presidente natural de esta Comisión será el Intendente en ejercicio de sus funciones”.

ATRIBUCIONES

Entre las atribuciones se indica que la “Comisión Organizadora tendrá las atribuciones y la responsabilidad en todas sus decisiones, en todos los actos referentes al buen desarrollo y realización de la Fiesta Nacional Valle del Sol y deberá contar con una Cuenta de Ahorro especial, en una Institución Bancaria local”. Además, se indica que el presupuesto municipal deberá contener una partida destinada a cumplir los objetivos de la ordenanza. Y que será obligación de la Comisión Organizadora “elaborar y presentar Balance correspondiente a ingresos y egresos dentro de los sesenta días de finalizado el evento, firmado y aprobado por todos sus integrantes para su posterior publicación”.

La ordenanza, cuya antigüedad es de diecisiete años atrás, fue un avance legislativo, pero hoy asoma insuficiente. Basta citar que las rendiciones de cuentas de las dos últimas ediciones del Festival brillan por su ausencia. Todo queda en la opacidad. ¿Cuánto se recaudó por entradas? ¿Por la cantina? ¿Cuánto se pagó a los artistas? ¿Cuánto en logística? Preguntas sin repuestas. Ninguna explicación. ¿Por qué no lo hacen? Los políticos se aferran a gestionar el Festival a su antojo y gastar cifras que jamás dan a conocer como se gastó.