Destrozada. Así quedó la Comisaria 42 de Villa de Merlo, ubicada en la avenida El Ceibo, frente al nuevo hospital. Por casi tres horas, un grupo reducido de manifestantes atacó el edificio policial con piedras hasta destrozar la totalidad de los vidrios de las ventanas y las puertas. Además, cortaron la avenida con cubiertas usadas y las prendieron fuego, a pesar de los reclamos de que el humo perjudicaba a las personas internadas y los trabajadores del hospital. El ataque no pareció espontáneo, sino orquestado.  Ni los propios manifestantes de la marcha ni la abogada de la familia de la víctima pudieron frenar la lluvia de piedras y el fuego contra la policía. 

La marcha para reclamar “justicia” por Christian Matías Padilla, el joven de 27 años que fue atropellado sobre la ruta 1 el sábado en la madrugada, había sido convocada a las 17 en la plaza Sobremonte. Allí un grupo de vecinos, allegados y familiares de la víctima se concentraron con carteles y pancartas en reclamo por su lamentable muerte. Unas quinientas personas se agolparon y decidieron marchar por la calle Becerra. Al grito de “justicia” y “Matías no murió, a Matías lo mataron”, la movilización enfiló hacia la comisaria 42.  Allí se vivieron momentos de tensión y reclamos a los gritos. ¿Cuál era el motivo mayor de la indignación? Que las dos personas que iban en el vehículo que atropelló a Matías Padilla estaban libres y que tras el siniestro vial que terminó con la vida de Padilla, ambos ocupantes de la camioneta, - un hombre de 44 años y una joven de 26 – se fueron de la escena del accidente. Supuestamente, se marcharon en una camioneta de unos amigos. A esa queja se suman otros elementos: la sospecha de que pertenecer a una determinada clase social permite tener impunidad y el letargo en actuar por parte de la justicia.

VIOLENCIA

Cerca de las 19, comenzó a cambiar de tono el reclamo. Primero hubo quema de neumáticos en la Ruta 1 de ambas manos y luego un grupo se trasladó hasta la comisaría para arrojar piedras, quemar más gomas y protestar con insultos y provocaciones hacia el comisario y el personal policial. La policía aguantó adentro del edificio con sus escudos, mientras las piedras estallaban en lo que quedaba de los vidrios. Los agresores pretendieron que el fuego rodee la comisaría y ante el inminente peligro, el Grupo Especial COAR defendió la comisaría, detuvo a tres personas, mientras los demás jóvenes se dispersaron.