2024-11-13

La disputa que se abre

La sucesión en Villa de Merlo ¿Quién será el predestinado político?

Cuatro se suman a la carrera por ser el sucesor de Juan Alvarez Pinto en la municipalidad de Villa de Merlo dentro del espacio político del radicalismo local. A esos posibles sucesores se suman los que por afuera son parte del poggismo.

Si algo tiene en claro el radicalismo local es que la intendencia de Villa de Merlo se defiende “cueste lo que cueste”. Y eso hace mención al 2027 para lo cual falta un siglo, pero para los políticos tradicionales forman parte del calendario y su agenda electoral.

Por años, la villa turística fue emblema opositor al gobierno provincial que en ese momento los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá ejercían sin resquebrajamientos políticos ni personales. Y para la UCR, que gobernó por 16 años consecutivos, entre 1995 y 2011, claro está con variantes de acuerdos nacionales, y que retomó el poder local en el 2019, la permanencia al frente del municipio serrano es clave.

El actual intendente, Juan Alvarez Pinto, no tiene reelección posible. Por eso, por detrás, se anotan los que quieren entronizarse. Hay, por ahora, cuatro figuras que son parte del juego, aunque en ese rumbo al 2027 hay un mojón intermedio que son las legislativas del 2025, que no pocos miran con ansiedad.

Bruno Mini, el estratega financiero. Actual jefe de Gabinete y secretario de Hacienda, Mini ha concentrado esfuerzos en ejecutar las obras públicas pendientes y en gestionar las finanzas locales. Se puso al hombro la tarea de sacar adelante las obras públicas estancadas por Nación, como la plaza Sobremonte y el Mercado Municipal, además de mostrarse en la ejecución de obras con fondos municipales y provinciales.  Mini, también acumula una porción de poder nada despreciable, ya que es quien maneja las finanzas municipales desde la secretaría de Hacienda. Lo perjudicial para Mini, siempre en términos políticos,  es que no pertenece al espacio interno de la UCR de Alvarez Pinto e históricamente han estado enfrentados. Pero, hoy, hay otras realidades y necesidades: No se lo descarta como potencial competidor en el 2025 en las legislativas mientras llega el 2027.

Francisco Oviedo, el hombre de confianza: Como secretario de Gobierno y Deportes, Oviedo ha cultivado una relación cercana y leal con el intendente. Su bajo perfil contrasta con su peso estratégico en la administración. Dentro del partido, es visto como un candidato que conoce la dinámica interna y que podría asegurar la continuidad de la actual gestión. Sin estridencias ni fuegos artificiales, Oviedo amplió su influencia política y personal con Alvarez Pinto hasta ser su mano derecha. Aunque deberá sobresalir en un contexto cada vez más competitivo y de aspiraciones crecientes.

Leonardo Rodríguez, el legislador experimentado: Presidente del Concejo Deliberante y un astuto operador legislativo, Rodríguez ha consolidado su liderazgo en el ámbito local. Rodríguez es parte de la mesa chica del intendente y potencial candidato. Rodríguez es un hábil concejal que transita su tercer mandato como edil. Ha logrado trasladar el recinto al edificio del viejo hospital, convertido hoy en una sede de oficinas y organismos de la provincia. Ese territorio lo tiene a Rodríguez como el mandamás y lo conduce con mano firme. Además, cuenta con vínculos estrechos con algunos funcionarios de la provincia, que le han permitido tejer lazos de confianza con el poggismo. No hay que descartar acá que existan movimientos de autoridades en el Concejo Deliberante en el 2025, que podrían dar una pista del futuro político de Rodríguez como paso previo al 2027. Las bancas provinciales que se ponen en juego por el departamento Junín son siempre muy atractivas.

María José Álvarez, la continuidad familiar: la hermana del intendente llegó al legislativo local para defender la gestión y evitar posibles sobresaltos, en especial con pedidos de informes ligados a la situación financiera de la municipalidad. Por tradición familiar, es una potencial postulante a cumplir un rol de mayor preponderancia en el 2025 y 2027. Tal vez, durante el nuevo año legislativo tome el control del Concejo Deliberante, en una señal de cómo se imagina la UCR el avance del control político en Merlo y potenciales sucesiones. Su destino político personal está ligado a cómo se transite la sucesión en la municipalidad, más allá de sus propios logros y labor territorial, que la tiene. Por un lado, la familiaridad le juega a favor y por otro la inhibe de ocupar cargos de mayor preponderancia.

Difícil pensar que después de dos mandatos en la municipalidad, el actual jefe comunal y su entorno más cercano elija a alguien que no sea de su estrecha confianza para competir en el 2027. La propia experiencia política se lo han demostrado en el pasado. Blindar el territorio merlino es una prioridad política. Bastión para defender y sostener. Claro está, que ahora el gobierno local es de coalición, el gobierno provincial un aliado y hay otros jugadores con pretensiones. Pretensiones y ascendencia en la comunidad que pertenecen a otros espacios políticos. No hay que descartar que por ese andarivel aparezca un tapado.

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