Escenario político provincial
Elecciones en San Luis: Asoma la polarización

Ni uno ni otro. Ninguno de los dos están en la novedosa Boleta Única Papel que se usará por primera vez en una elección en San Luis. Pero los dos tienen presencia omnisciente en la campaña. El gobernador, Claudio Poggi, ya sale por el territorio puntano a sostener a sus candidatos desde los parajes hasta en las ciudades. Lo hace de manera presencial “bien cerca” como le gusta decir o a través de la propaganda electoral. Poggi al frente de sus candidatos. Poggi con su voz e imagen, dejando en claro que la lista de “Ahora San Luis” es la que representa al gobierno provincial.
Poggi se muestra con pulso firme arropando a un proyecto que no deja lugar a equilibrios: reconstrucción, austeridad, orden. La suya es una narrativa de ruptura: todo lo anterior fue despilfarro, todo lo nuevo será eficiencia. La administración como bandera. La política como método. Con ese relato, ha logrado lo que parecía impensado: desarmar la red de lealtades que tejió el peronismo en los municipios, en la legislatura, en los gremios, en las entidades intermedias. Ya no gobierna solamente: disciplina. Y esa es una señal de poder real. Por eso, ha planteado la elección como un plebiscito a su gobierno. “Si gano, la gente confía. Pierdo, no confía en la gestión. Es así de claro. Hay que ganar”, sostuvo Poggi días atrás en un contacto con la prensa en la ciudad de San Luis.
Del otro lado, el peronismo se arrastra como una criatura herida, pero aún capaz de dar un zarpazo que pueda dañar al oficialismo y mostrarle que no es tan fuerte como lo aparenta. El exgobernador, Alberto Rodríguez Saá, salió a jugar la elección y también bancar a sus candidatos, “su equipo”. Lo hace a través de mensajes por redes sociales, visitas esporádicas en pueblos y ciudades, como también en radios. Ha endurecido el mensaje contra Poggi, le recuerda el pasado juntos y glorioso dentro del peronismo y los motivos de la ruptura. Se conocen desde siempre. Son como esos pibes de barrio que se tienen ganas desde chicos, aunque nunca terminan en un cara a cara. Siempre es a través de terceros. Rodríguez Saá, “el Alberto”, apuesta a que a pesar de conducir un PJ deshilachado y confundido, el 11 de mayo, un voto que huele escondido entre los puntanos sorprenda al oficialismo.
Este escenario binario de la elección; un poema político conjetural escrito de a dos, podría alterarse por otros competidores, en especial los libertarios que llegan al domingo 11 de mayo divididos y con disputas internas al mejor estilo de la “casta”. Una novela de impugnaciones mutuas, que terminaron por debilitar al espacio y presentar listas divididas en la provincia.
Por eso, las próximas elecciones, más allá de las categorías que se disputen, serán una medición brutal del nuevo equilibrio de fuerzas. Poggi irá a ese examen con la tranquilidad de haber hecho bien los deberes, pero con la presión de que cualquier tropiezo podría abrirle espacio a lo que hoy parece muerto, pero, como suele pasar en política, puede reanimarse de golpe. La oposición, en especial, el PJ busca oxígeno político para llegar con aire suficiente al 2027. La polarización está en marcha. Los dos quieren que el ciudadano marque boleta completa en el primer casillero. Y así esperarse de nuevo en la esquina del barrio, ahora sí, tal vez cara a cara.