Otra gran noche musical del Festival Nacional Valle del Sol

Al comenzar la noche estuvieron presentes sobre el escenario las 100 guitarras mercedinas, que con sus cuerdas, comenzaron a teñir de magia la noche. Con ya 13 años de vida, tocaron varios temas y para despedirse eligieron la marcha de San Lorenzo que definieron como un “himno guitarrero”.

A lo largo de la noche fueron numerosas las presentaciones sobre el escenario por donde pasaron: Amancay trío, Danzar la vida, Aguacanto, Ballet Antonio Esteban Agüero, no faltó el tango de la mano de Alberto Aldemaro y Tito Almena, Sonata, Buscaglia y su conjunto, Ballet Con el Alma, Ballet Grito de mi Tierra, Punta y Hacha grupo, Malicha proyección andina y los ganadores del Pre Festival.

Sin dudas uno de los momentos estelares de la noche fue cuando el Chango Spasiuk desplegó su arte y talento en escena. Un deleite para los paladares más exquisitos. Al tocar no solo se lo ve transportarse quién sabe a dónde, sino que además hace que el espectador, hipnotizado, pierda hasta la noción del tiempo, algo maravilloso.

Luego del show, en la conferencia de prensa, contó que tenía un recuerdo lindo del último concierto en Merlo el año pasado y que estaba contento de volver a presentarse adelantando varios temas de “Los Descalzos”, su último disco, entre exquisitas polcas y chámame.

“No soy un cantante popular que viene a cantar sus éxitos”, comentó respecto a su repertorio y sostuvo que el conjunto es lo que hace a su mundo sonoro y forma de ver las cosas. “En la música instrumental también hay un relato. Es un mundo de conceptos no literalmente específicos pero definidos”, afirmó para coronar con una linda frase: “la música es algo que se puede saborear como la comida”.

Respecto a sus planes para este año, comentó: “creo que es momento de grabar un disco en vivo, que no tengo”.

Otro de los números nacionales de la noche estuvo a cargo de Laura Ros, nieta del pianista de jazz Ken Hamilton, e hija del compositor y acordeonista, Antonio Tarragó Ros, que con sus influencias que van desde el jazz, pasando por el rock, hasta el folklore, presentó varios temas de su repertorio sobre el gran escenario.

La artista adelantó que se encuentra en la pre producción del nuevo disco en formato acústico, “tendrá sonidos totalmente orgánicos”, confirmó y contó que seguramente esté listo para mayo.

Para el cierre llegó el baile de la mano del Carabajalazo quienes aseguraron que fue “un gusto volver al festival” e hicieron bailar a todos los presentes que pese al frío, se quedaron para disfrutar del show hasta la madrugada.

Ya con 45 años de los Carabajal, 47 discos y 13 integrantes que pasaron y los que se irán sumando, demostraron que son los mejores encargados de contagiar la alegría hacia donde vayan. “Cuando decimos que venimos a Merlo, la gente nos dice ‘que bueno’ y la verdad es que nosotros también lo disfrutamos mucho”, dijeron durante la conferencia de prensa y luego lo demostraron sobre el escenario.

Por su parte, Roxana, destacó que el festival siempre les ha abierto las puertas y recordó años atrás donde les habían cortado incluso la luz por ser demasiado tarde y, aun así, seguían cantando a capella con una guitarra y la compañía de la gente. “Hay mucho cariño y respeto por las cosas nuestras”, aseguró.

Lo cierto es que la gente que se quedó para verlos pudo disfrutar de un show excelente que se extendió hasta pasadas las 6 de la mañana.