2014-07-24

Teatro merlino en la Biblioteca Nacional

Sucedió el domingo en la tarde del Día del Amigo y había pasado el sábado.  En una casona ubicada en la esquina de la plaza en Los Molles, seis mujeres vestidas de negro interpretaron una clásica obra teatral, moviéndose en las penumbras de una casa amordaza por el luto y solo iluminadas por velas. 

“La Casa de Bernarda Alba”, la última obra escrita por Federico García Lorca en el año 1936, fue interpretada por seis actrices merlinas: Daniela Caporalle (Bernarda), Daniela Sagardoy (La Poncia), Elizabeth Canteros (Angustias), Silvana Giménez (Magdalena), Andrea Becerra (Adela) y Julia Romero (Martirio). Todas ellas dirigidas por Marcela Aravena bajo la modalidad de teatro leído.

La obra teatral se desarrolló en una antigua casona ubicada en Los Molles. El público podía ingresar en grupos reducidos de hasta quince personas. La edificación por donde se movieron las intérpretes tiene forma de “ele”, posee un viejo aljibe clausurado y una acequia por la que ya no corre agua. Sus ventanas no dejaban pasar el sol.

La directora explicó que cada persona podía ubicarse donde quisiera, con total libertad, y seguir a las actrices por los distintos ambientes de la casa. Todo el público ingresó con paso cauto a un comedor oscuro. Sentada a un costado de una mesa larga estaba una de las intérpretes. Tenía enfrente un jarro metálico con agua, una vela y una estatua pequeña de una virgen. Su voz rompió el silencio y se levantó el telón.

En ese ambiente lúgubre y con la luz espectral de las velas, cada una de las integrantes del grupo de teatro desarrolló su papel, tan cerca del público que se sentía sus respiraciones y las energías puesta en cada personaje. Cada una estaba vestida con ropaje negro de luto, con polleras que rozaban el piso. Se movían por la casa con libertad, con el papel de su letra en una mano y en la otra una vela. 

Alzaban la voz, hablaban en susurros o en tono enérgico. Reproches. Celos. Amores escondidos. Iban desde el comedor hasta las habitaciones. De cada cuarto hasta el comedor. Los papeles de las letras quedaban tendidos en el piso o arriba de los muebles. La actuación se llevó un aplauso muy sincero cuando Bernarda (Daniela Caporalle) dijo: “Y ahora fuera”, que fue una manera de poner fin a la obra o bajar el telón. Después, la directora abrió la puerta e ingresó la luz del sol. 

La obra de teatro leído tendrá una debut nacional, cuando el grupo teatral suba a escena en la Biblioteca Nacional. Será el 9 de agosto a las 17.30. Entonces, el público de Buenos Aires tendrá la posibilidad de conocer la potencia y energía de las “Bernardas” merlinas. Y tomar contacto con actuaciones teatrales en estado puro.

 

Te puede interesar