Rugby entre muros
Primer partido de rugby dentro del penal de San Luis

El viernes 20 de junio quedará marcado como un día bisagra en la historia del deporte y la reinserción social en San Luis. Por primera vez, se disputó un partido de rugby dentro de la cárcel provincial, con un equipo conformado por personas privadas de la libertad que enfrentaron a un combinado de veteranos y jugadores de la primera de Herradura Rugby Club, de la Villa de Merlo.
El encuentro se enmarca en un proyecto impulsado por el Servicio Penitenciario Provincial, inspirado en la experiencia transformadora de la Fundación Espartanos de Buenos Aires. La propuesta busca mucho más que enseñar a jugar: promueve valores como el respeto por el rival, el control emocional, el compañerismo y la solidaridad dentro y fuera de la cancha.
Karina Manteli, directora del Servicio Penitenciario Provincial, destacó los resultados positivos que ya se empiezan a ver: "Las situaciones violentas dentro del penal disminuyeron considerablemente y confiamos en que esta experiencia también ayude a reducir los índices de reincidencia una vez que los internos recuperen su libertad".
El proyecto incluye la creación de un pabellón exclusivo para quienes practican rugby, con la condición obligatoria de asistir a instancias educativas o de formación laboral. Los jugadores deben completar sus estudios primarios o secundarios, o asistir a talleres de oficios que brinda la Universidad Provincial de Oficios (UPRO).
El objetivo es claro: brindar herramientas concretas para una verdadera reinserción. En ese sentido, Manteli señaló la importancia de los convenios firmados con empresas para facilitar la inserción laboral de los internos al recuperar la libertad. "Sabemos que la estigmatización es un obstáculo. Por eso buscamos que no solo salgan con valores, sino también con oportunidades", agregó.
El partido transcurrió sin incidentes, en un clima de respeto y emoción. Al finalizar, se compartió el tradicional tercer tiempo, ese ritual rugbier que iguala a todos en la mesa y que, en este caso, sirvió para intercambiar historias de vida, anhelos y segundas oportunidades.
El resultado en la cancha fue anecdótico. Lo verdaderamente importante fue lo que sucedió más allá del juego: una muestra de que, incluso entre rejas, el deporte puede abrir puertas y sembrar esperanza.