Nuevo reclamo
Comerciantes y vecinos marcharon en Villa de Merlo por la obra de la plaza Sobremonte
Sin respuestas concretas y cero empatía. Comerciantes y vecinos de Villa de Merlo se concentraron este viernes desde las once frente al edificio municipal para reclamar por la obra de remodelación de la plaza Sobremonte, que se inició con la temporada en marcha. Dueños de locales gastronómicos, de regalerías, alimentos y bebidas; kioscos, artículos para el turista, entre otros rubros, y que poseen sus locales frente a la plaza, decidieron marchar y después exigir al intendente, Juan Alvarez Pinto, precisiones sobre el avance de la obra.
El Jefe Comunal los recibió y conversó con cuatro comerciantes, uno por cada cuadra afectada por la obra. El cara a cara se extendió por cincuenta minutos y tuvo momentos de tensión. Alvarez Pinto ratificó que la remodelación se está llevando a cabo con recursos propios hasta tanto se tenga una respuesta de Nación sobre si, finalmente, financiará la obra y de qué manera. Hasta ahora la municipalidad presentó un certificado de avance de los trabajos que debe ser auditado y su pago podría demorar meses.
Los comerciantes quieren que se busquen alternativas para que la plaza no permanezca cerrada por una que espanta a los turistas del sitio más emblemático de Villa de Merlo y lugar fundacional de la comarca serrana. Para el martes hay planificada otra reunión con la secretaría de Cultura, en busca de ver formas de poder dar vida al centro histórico.
La poca o casi nula empatía del gobierno municipal con los perjudicados no deja de llamar la atención. Pequeños gestos y acercamiento podría llevar un poco de comprensión a los comerciantes que están padeciendo el desatino del inicio de una obra, en uno de los peores momentos económicos del país, en temporada; temporada que de por sí tiene malas señales. Para peor de los que sufren esta realidad, horas después de la reunión llegó a través de redes sociales una publicación ligada políticamente al sector del intendente, que fue calificada como una “burla” por los propios comerciantes. Una especie de regodeo hacia lo mal que lo pasan. Una risotada sobre ellos.