Con la finalidad de preservar las instalaciones de la estación de ferrocarril de Concarán, dentro del edificio se inauguró un museo donde se pueden apreciar más de 400 artículos relacionados al sector que tuvo actividad hasta 1992.

El encargado del predio y director de la muestra se llama Juan José Rodríguez. Por su propia iniciativa se pudieron concretar las refacciones. Tuvo la ayuda de la comisión Amigos del Riel Ferroviario, que preside el mismo Rodríguez.   

“La Municipalidad me cedió el edificio. Fue mediante un convenio en el que nos hicimos cargo de refaccionar todo el lugar e instalar un museo para realizar esta preservación para la localidad; es el único patrimonio histórico que nos queda. El objetivo es también que no sea usurpada o destruida, como ocurrió en otras instalaciones del país”, precisó.

Con la restauración se pretende retomar la operatividad del ramal hacia el norte, desde Villa Mercedes a Villa Dolores. “Es una de las estaciones que se recuperó en un 100 por ciento después de 30 años de abandono. La refaccionamos con mucho sacrificio, por vocación y sentimiento que tenemos los integrantes de la comisión. Lo hicimos por el sueño que tenemos todos: que pueda reactivarse este ramal”, destacó. 

Los trabajos comenzaron en agosto pasado y se completaron a fines de marzo. Las intervenciones fueron realizadas por los integrantes de la comisión: algunos son electricistas, herreros y carpinteros. “Las tareas de mano de obra las realizaban ellos y yo compraba los materiales”, señaló. 

La galería está constituida por más de 400 artículos alusivos que pertenecen a Rodríguez y se exhiben en las tres oficinas y en el galpón de encomiendas, que hoy serían obsoletos por el avance de la tecnología. “En las oficinas tenemos todo el mobiliario completo desde que dejó de pasar el tren; todavía se conserva. Está el sistema de código morse, hay telégrafos, teléfonos, caja fuerte, maqueta de trenes, maqueta de la estación, uniformes del personal, cuadros, afiches, faroles y revistas, entre otros. Además, se conservan los estatutos donde están los registros desde 1830 hasta 1992, cuando pasó el último tren; se pueden ver los números de las recaudaciones diarias de la época y los giros bancarios que se hacían. Son reliquias que hemos preservado”, describió. 

La finalidad es resguardar y demostrar cómo funcionaba el ferrocarril. “El objetivo es preservar todo el edificio y todo el predio de la estación para la recreación de los turistas, los vecinos del pueblo y alumnos de las escuelas; se les explicará en su recorrida para qué servía cada elemento”, indicó. 

Con el arribo del tren de pasajeros a Justo Daract y a fines de abril a Beazley, Rodríguez se ilusiona más con una reactivación en su zona. “La llegada del tren está cada vez más cerca, es la esperanza que tenemos todos. Hasta la fecha ya se reactivaron más de 120 ramales en todo el país, que estuvieron cerrados por más de 30 años”, señaló. 

Rodríguez también es exferroviario. Trabajó durante 15 años en distintas funciones en la parte operativa y administrativa. 

(Fuente: El Diario de la República)