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Villa de Merlo

Una escuela donde el techo es el cielo y las paredes, las sierras de los Comechingones

Se trata de la primera escuelita de montaña de la provincia. Andrea Medina y Germán Romero están al frente del proyecto al que asisten numerosos niños y niñas merlinos para aprender diferentes técnicas sobre la vida al aire libre.
lunes 07 de diciembre de 2020
Una escuela donde el techo es el cielo y las paredes, las sierras de los Comechingones

El proyecto nació durante la cuarentena. Andrea es profesora de educación física y German guía de montaña, ambos experimentados y ampliamente capacitados en sus áreas, tenían contactos con chicos y jóvenes. “En las excursiones los padres siempre me planteaban que a los chicos les gustaría salir a la montaña. De hecho venía realizando desde hace unos 6 años colonias de verano en las sierras, en ese caso más a nivel recreativo y con un público que se iba renovando”, contó Germán a Infomerlo. En este caso, la escuelita de montaña tiene como objetivo formar a los chicos para que se vayan preparando en el terreno, “y que el día de mañana si les gusta la actividad, o el montañismo, puedan seguir creciendo en ese ámbito con los conocimientos y experiencias adquiridos”.

Por su parte Andrea siempre realizó tareas al aire libre y tiene varios proyectos vinculados con la vida en la naturaleza. “Ambos compartíamos la experiencia de tener salidas a las sierras con la escuela en la que ella era docente con campamentos y actividades educativas en la naturaleza”, destacó Germán.

“Por ese lado se empezó a gestar la idea de hacer una escuelita de montaña pensando mucho en los chicos. Sentíamos que necesitaban un contacto con la naturaleza, pero con conciencia y de una manera educativa brindándoles herramientas para los que quieran ir progresando. El montañismo es un deporte que no tiene límites, queríamos crear ese semillero y qué mejor que hacerlo en las sierras”, dijo.

Apenas los protocolos permitieron las actividades de montañismo, “lo empezamos a hacer con muy poquitos niños”. “La idea desde el comienzo fue siempre que sean pocos para que aprendan realmente y que el trabajo sea personalizado para ir haciendo un seguimiento de cada alumno y ver sus progresos. Qué cosas le cuestan y en qué debemos enfocarnos más. Alguno tendrá más habilidad para trepar, otros para la resolución de problemas, otro más empatía por su compañero…”, destacó.

Los grupos no superan los 10 alumnos separados por edades. Un grupo con niños y niñas de pre escolar hasta 7 años. Otro de 8 a 12 y otro de 12 en adelante.

Las clases son al aire libre y tienen una duración de dos horas en las que aprenden temas relacionados a la montaña y la vida en la naturaleza, el compañerismo, trabajo en equipo, maniobras con cuerdas según la edad, cuidado del medioambiente, flora y fauna, cómo interpretar el ambiente, especies, plantas medicinales, entre otros.

“En estos meses vimos un progreso muy importante en los chicos. Niños que tenían miedo de las alturas y lo fueron perdiendo con el correr de las salidas. Tratamos de que ese miedo se transforme en un respeto hacia la montaña y la altura”, indicó Romero. “Otros tenían problemas con sociabilizar o el trabajo en equipo y han avanzado. En la montaña trabajar en equipo ayuda a lograr el objetivo, ya sea poder ascender a un cerro, escalar una pared o pasar un obstáculo mediante técnicas que les vamos enseñando”, agregó.

“A nivel provincial es la primera escuela de montaña realizada en este tipo de modalidad. Vemos el crecimiento y estamos muy contentos y motivados a seguir. También vemos la responsabilidad que tenemos ahora sobre esos chicos para que puedan seguir avanzando y expandiendo sus límites”, dijo Germán Romero.

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