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Merlo en la historia

A más de 80 años del primer alumbrado público de la Villa de Merlo

Hacia fines de 1932, un grupo de jóvenes estudiantes nativos de Villa de Merlo, que cursaban sus estudios en San Luis capital y Villa Mercedes, decidieron conformar la comisión "Pro Fomento Edilicio", para iluminar al pueblo.
lunes 01 de junio de 2015
A más de 80 años del primer alumbrado público de la Villa de Merlo

Hacia fines de 1932, un grupo de jóvenes estudiantes nativos de Villa de Merlo, que cursaban sus estudios en San Luis capital y Villa Mercedes, decidieron conformar la comisión "Pro Fomento Edilicio", para promover la instalación del primer alumbrado público y auspiciar “todo tipo de inquietud progresista” en el pueblo donde habían nacido. Meses después, y tras los carnavales de 1933, lograron adquirir e instalar ocho faroles de quinientas bujías, alimentados a kerosene.

Según los relatos del poeta Antonio Esteban Agüero, la comisión que logró aquel primer alumbrado público estaba integrada por una junta directiva presidida por Miguel Angel Flores, acompañado por José María Barreda, Rubén Arturo Atencio, Horacio Olivera, C. Garro Tula, Yodac Farcuch y el propio Agüero.

Tras la conformación de la comisión, una de las primeras tareas fue la de recaudar los fondos para poder comprar los faroles y sostener su funcionamiento. Para ese fin, la junta directiva se hizo cargo de la organización de los carnavales de esa temporada, que incluyeron bailes de mascaritas y los corsos, que atrajeron a numeroso público.

Antes de regresar a sus estudios, la comisión Pro Fomento Edilicio pudo ver coronada, con el “mayor de los éxitos” una de las finalidades que se había propuesto. “Y así fue que cierta noche de un mes de febrero ocho poderosos y flamantes faroles ‘Petromax’, de quinientas bujías cada uno, irrumpieron entre las tinieblas seculares desde lo alto de los postes de madera que los sustentaban, festejados por la alegría entusiasta y unánime de todos los vecinos”, evoca Agüero en uno de sus históricos relatos sobre Villa de Merlo.

Ese primer alumbrado público no costó “un solo céntimo” al erario municipal, puesto que los jóvenes estudiantes merlinos arbitraron la manera de reunir los dineros suficientes para pagar el sueldo mensual de una “farolero” y mantener la dotación suficiente de combustible y repuestos para el resto del año. Así se mantuvo el servicio hasta que en 1935 fue reemplazado por el alumbrado eléctrico. Pero ese salto de calidad de vida fue otra historia, que también merece ser recordada.

fuente: LOS DIGO DEL POETA

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