Una escena repetida en el país. La gente agolpada en los supermercados y autoservicios para hacer compras básicas, en general productos no perecederos, y protegerse de una nueva devaluación. En Villa de Merlo se vive un panorama similar, con los consumidores cargando el carro de compras hasta donde dé el bolsillo o la tarjeta de crédito. Con detenimiento se miran los precios, aunque muchos han manifestado que “no sabían si era caro o barato” lo que estaban comprando.

Una recorrida por diferentes comercios de la ciudad vinculados a la venta de alimentos, muestran que las costillas para asado rondan el kilo los, 5500 pesos, el vacío entre 6500 y 7000 pesos el kilo. La tapa de asado alrededor de los 6000 pesos el kilo y el matambre entre 6500 y 7000. Un kilo de yerba de primera marca se puede conseguir desde los 2400 pesos. El aceite de girasol en botella de un litro y medio se cotiza desde los 2000 pesos. Un kilo de azúcar vale entre 1100 y 1250 pesos. El kilo de pan se vende desde los 1500 pesos.

Los incrementos de precio fueron generalizados: consumo masivo, ferretería, materiales para la construcción, productos electrónicos, entre otros. Ahora, el objetivo de miles de consumidores es stockearse de todo lo que sea posible y evitar el riesgo de que dentro de unos días su dinero no alcance para las compras del mes. El lunes se conocerá el nivel que alcanza la devaluación, cuyo impacto se replicará de inmediato. Nada nuevo en un país que repite historias.