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Preocupación

Se conocen más testimonios de victimas de la banda de delincuentes que azotan a Merlo y la Costa de los Comechingones

Los asaltantes han operado de manera similar en los robos. Eligen a sus victimas en lugares alejados. Vecinos exigen justicia y condenas ejemplares. Algunas personas quieren movilizarse.
jueves 29 de junio de 2023
Se conocen más testimonios de victimas de la banda de delincuentes que azotan a Merlo y la Costa de los Comechingones
Los ojos de los vecinos sobre la justicia.
Los ojos de los vecinos sobre la justicia.

Un mismo modus operandi. Un datero que entrega información. Inteligencia previa sobre los movimientos de las víctimas. Luego, los delincuentes actúan de noche. Enceguecen a las víctimas con una linterna. Entran armados. Los atan y se llevan todo lo que pueden. Por supuesto que no está ausente la violencia física y psíquica.

Carlos, un vecino de Los Molles, también fue víctima de un violento asalto este año, que habría sido perpetrado por la misma banda que asaltó a una pareja de jubilados el sábado pasado. “Estaba en mi domicilio, era de noche, venía de trabajar; y entraron por la ventana a la pieza de arriba. Hubo un estudio del lugar, hicieron inteligencia previa. Entraron encapuchados, apuntando con linternas, y decían ¨al piso, Policía; alto, Policía¨. Yo me abalanzo sobre ellos y mi mujer, al ver la circunstancia, me dijo que me quedara quieto. Me dieron un culatazo en la cabeza, me tiraron al piso y me ataron muy fuertemente”, relató Carlos a Radio Ciudad.

Los ladrones tenían cuerdas de cuero, que utilizaron para atar a las víctimas. Aunque también se aprovecharon de cordones de zapatillas y cables para inmovilizar a las víctimas. Una vez maniatado, Carlos fue tapado con mantas y colchas.   En la casa no solo estaba el hombre con su pareja, sino que también se encontraba la madre de él, una mujer de 86 años que se recuperaba de un cuadro psiquiátrico.

ROCIADO CON NAFTA

“A mi señora la manosearon. A mí me pegaron, me fisuraron una costilla, me bajaron dientes, me rociaron con nafta e intentaron prenderme fuego”, narró. Los asaltantes permanecieron más de tres horas dentro del domicilio. “Hicieron lo que quisieron, con mucha violencia, revolvieron todo, hasta se comieron las empanadas que había hecho mi madre”, enumeró Carlos.

Antes de irse, los ladrones obligaron a sus rehenes a tomar agua, a la que le habían agregado alguna sustancia. La mujer sufrió las consecuencias después. La familia asaltada presentó la denuncia ante la policía, pero la investigación poco avanzó. Recién notaron algo más de movimiento cuando ocurrió el asalto en Cerro de Oro, Merlo, que tuvo un desenlace fatal.

“Mi caso fue dos semanas antes, pero del mismo modo: la violencia, dos personas, uno más malo y otro más bueno. La Policía unió las causas o sospechaban de las mismas personas”, contó. Al igual que las víctimas del robo de esta semana en Los Molles, Carlos tenía forma de ubicar el celular que le habían robado en el atraco. Incluso le pasó los datos de ubicación a la Policía, pero no hubo accionar para dar con él. “Seguí el teléfono durante 5 o 7 días. Declaré en la Policía y a las horas dejé de poder seguirlo”, detalló. (sanluis24.com.ar - redacción)

 

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