¿Qué prevaleció en el votante el domingo 11 de junio al momento de votar? ¿Elegir su voto por el candidato a gobernador o por la categoría intendente? Esos interrogantes son algunos de lo que dejó la jornada electoral. Pareciera que la disputa por la provincia terminó por ensombrecer la pelea por la intendencia. La puso en un segundo plano.

En Merlo, Cambia San Luis, ofreció nueve candidatos a intendente, aunque el lema ponía con claridad al actual jefe comunal, Juan Alvarez Pinto, como favorito. Cambia San Luis alcanzó los 7748 votos, de los cuales 5992 fueron propios de Alvarez Pinto. Lo que aportaron los demás hasta le sobraban para ganar la intendencia. Su victoria tuvo el empuje de los votos que arrastró el candidato a gobernador, Claudio Poggi. Cuánto sumó Poggi al actual intendente es difícil de saber. Pero no fue poco ese beneficio.

Alvarez Pinto consiguió su reelección y una nueva mayoría en el Concejo Deliberante a pesar de vacíos en su gestión, un gabinete con funcionarios con poco vuelo y una exacerbada tendencia a resolver conflictos desde la mirada judicial y no política. Situaciones puntuales de desprolijidad en la administración no hicieron mella en el electorado que decidió darle una nueva chance al frente del Ejecutivo Municipal.

LOS CATORCE

En el lema Unión por San Luis fueron catorce los candidatos que se presentaron a disputar la intendencia. Entre todos, sumaron 4417 votos. La diferencia con el oficialismo local fue de 27 puntos porcentuales. Un margen mucho mayor al esperado. Se especulaba que, de suceder una derrota, los márgenes fueran menores. El lema sumó algo más del 36%, tres puntos más que en la categoría a gobernador.

Las campañas individuales estuvieron disociadas de la provincial, igual que en otras localidades. Eran microcampañas. Eso provocó desorientación. Confusión, que se trasladó a los votantes. Si quedó demostrado que hay dirigentes que no contaban con el caudal electoral que a priori decían tener. Un supuesto apoyo para traccionar votos. Eso no pasó. En especial con los más entrenados. Aquellos que cada dos años o cuatro compitieron por algún cargo. Y así quedó demostrado en el escrutinio. Basta con ver el orden que ocupó cada uno para darse cuenta.

Hubo también en esas microcampañas una carencia de saber cómo vincularse con el votante. Este punto quizás sea la falencia mayor y no es exclusiva de Merlo. Salvo algunas excepciones, los candidatos no parecían tener en claro cómo llegar al vecino. Con qué mensaje. Practicar la escucha. No hablar de sí mismo. De sus virtudes. De sus logros personales. Si no poner la atención en las necesidades del otro. De lo que realmente necesita y necesitaba el vecino. Esa disociación en la forma de vincularse se reflejó después en las urnas. Hay dirigentes que si no le dan al votante "algo" no saben cómo se tiene que llegar a él.

Vendrá un tiempo de reflexión y de decantación en la oposición. Con un nuevo escenario y nuevos posicionamientos. Hay claramente, ganadores y perdedores, aun en la derrota global. Y agotamientos de candidaturas que se repiten en cada turno electoral.