“Logré el alta gracias a Dios, al trabajo de los médicos, todo el plantel de salud del hospital y al apoyo de mi familia”, dijo Ricardo esta mañana a Infomerlo. Hace pocos días recibió el alta médica y logró volver a su casa después de dar una extensa batalla al virus.

“Es importante cuando estas en los momentos críticos tener el apoyo de los tuyos”, destacó el vecino que estuvo internado en el Madre Catalina durante 96 días, de los cuales 63 los pasó en terapia intensiva. “Fueron los más difíciles porque estuve dos veces entubado, tuve una traqueotomía, y estuve muy complicado”, explicó. “Baje 50 kilos en tres meses. Fui el último enfermo de Covid tan grave hasta ahora”, agregó.  

“El trabajo de los médicos fue impresionante. Porque no solamente fue el trabajo profesional desde la medicina, sino también la parte humana. Que vengan, te agarren la mano y te den aliento fue muy importante. Hay momentos en que decís `basta, no quiero más’. Porque hay procesos muy invasivos y dolorosos. Ellos venían, me agarraban la mano y me daban fuerzas y ánimo para seguir”, recordó.

Destacó entre los profesionales a “José Grucci, a Julián, la Dra. Bianchi”, “ellos me agarraban la mano y me decían `vos podes, pensá en tu familia, nosotros te estamos apoyando’. También las enfermeras”.

Ricardo recordó que una de sus noches en terapia intensiva tuvo una recaída, fue después de que le habían desconectado el respirador. “Yo estaba progresando y para mí fue devastador porque querés salir y ves que te vuelve para atrás. Una enfermera vino y estuvo hablándome dos horas porque yo lloraba y no quería más”, dijo.

“Si no tenes voluntad es difícil salir, porque la cabeza juega un papel fundamental también”, afirmó. “Lo estuvimos hablando con Pablo Aphalo que el pasó por lo mismo. Incluso un día vino a visitarme al hospital, me cantó y estuvimos charlando. Esto te convierte en un gladiador de la vida porque pasas por cosas que son muy difíciles de entender, solamente el que lo pasa lo entiende”, señaló Torres.

De sus días en el Hospital dijo que se lleva “el cariño y el trabajo de todo el cuerpo médico, las enfermeras, las chicas de la cocina, las chicas de limpieza, el calor humano. El Hospital de Merlo es uno de los que más sobrevida tiene en terapia intensiva a nivel nacional. Todo eso se logra por el trabajo de los profesionales y también por el calor humano que hay”, consideró.

EL DIA DEL ALTA

El viernes 6 de mayo a las 12:15 llegó el momento más esperado. El alta médica. “Fue algo soñado muchas veces. Fue muy fuerte y emotivo. Reencontrarme con mi mamá que hacía cuatro meses que no la veía, ella tiene 85 años y no me podía visitar porque no estaba recomendado”, dijo.

“A los médicos se les caían las lágrimas, también a las enfermeras, a mi familia, también a mí. Cuando salí grité `Lo logré’, porque fue un logro. Una meta que en algún momento era casi una quimera. Cuando te duermen. Cuando viene la doctora y te explica que te van a dormir, pensás que es lo último. A mí me durmieron dos veces. La segunda pensé que ahí quedaba”, contó.

Ricardo contó cómo le costaba respirar, algo tan básico y que se hace de forma automática. “Para mi respirar era todo un logro”, afirmó.

“Gracias a Dios lo pude superar y una alegría enorme encontrarme con los míos afuera del Hospital, respirar aire puro. Le agradezco a mi familia, a la gente, a la vida y a Dios”, cerró.