Nació en México, es hija de exiliados. “Volvimos a Argentina alrededor del 83. Luego estuve viviendo un poquito acá, un poquito en Chile. A mis 20 años volví a Argentina, donde me enamoré y me fui a vivir a Estados Unidos. Allí empecé a conocer personas que estaban en el medio de los murales”, contó.

“Es un tema que me había interesado mucho siempre sobretodo porque tengo un contexto muy político en mi familia. Como poner en los muros el reclamo social”, dijo.

Claudia empezó a ser asistente de una muralista que tiene una compañía en Estados Unidos y poco tiempo tardó en convertirse en la líder de sus proyectos. “Así empecé a hacer murales. La forma de nutrirme fue haciendo. No tengo mucho proceso académico, al que agradezco porque desde él la gente pudo transmitirme información, pero básicamente me hice haciendo”, señaló. 

Su vínculo con Argentina es muy fuerte. “Mis padres son argentinos. Mi mamá es la mitad chilena y mitad argentina. Diría que tengo un 75% argentino y un 25 chileno”, sostuvo. “Dentro de todos los países en los que he vivido Argentina es el país que me ha enseñado a ser activista y a generar una opinión sociopolítica de lo que yo quiero o espero en la vida. Admiro mucho la resistencia que hay en Argentina en cuanto a la forma en la que uno puede nombrar las cosas. Creo que el arte es importantísimo a la hora de la resistencia en Argentina y siempre he sido muy admiradora de esa situación”, expresó. “El arte es la herramienta en que el pueblo, el barrio, la esquina expresan colectivamente sus emociones”, agregó.

Su mamá nació en San Luis, por lo que siempre había tenido pendiente viajar a conocer la provincia de San Luis. Su tía Patricia vive en Merlo, por lo que estuvo unos días de visita por este lugar. “Siempre es lindo conocer la vida de las personas que te rodean de chiquito para entender de donde venís. Mi paso por Merlo es el encuentro porque también vinieron dos familiares de Chile a verme y que esté en el medio entre Chile y Buenos Aires me parece muy simbólico”, consideró.

A lo largo de estos más de 10 años como muralista, trabajó con muchos artistas mexicanos, argentinos y de otras partes del mundo que se encuentran en Minneapolis que es una ciudad de Minnesota (Estados Unidos). “Es una ciudad que tiene una población muy grande de inmigrantes y siempre tratamos de denunciar o poner conversaciones que tengan que ver con el proceso de ser inmigrante en Estados Unidos o los desafíos como comunidad que uno tiene que atravesar”, comentó.

“Para mí el premio es el mural, pero lo que es interesante es el proceso de hacerlo que es comunitario. Yo siempre estoy diciendo que soy artista comunitaria y lo que trato de hacer es brindar herramientas a la comunidad inmigrante para expresar conversaciones difíciles. Una de las conversaciones que siempre está pendiente es la búsqueda de derechos y de tener una vida mucho más digna. El tema de la legalidad. Del machismo en la comunidad. Del racismo”, dijo. A través de entrevistas donde se analiza qué expresar, la artista absorbe símbolos de cada comunidad que son incluidos en el arte. “La importancia del mural es que la gente se sienta reflejada, que se vea en el mural”, aseguró.

Claudia vuelve a Estados Unidos en diciembre y tiene dos grandes proyectos. Uno en un jardín latino y habla sobre los derechos del niño. Otro sobre la sabiduría de la gente mayor “en cuanto al mensaje que nos quieren dejar a este mundo entonces estamos haciendo entrevistas con grupos de adultos mayores para ver su visión”.

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