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Experiencia XK

“El podio no es algo que uno va a buscar en este tipo de carreras, sino la satisfacción personal de haberla cumplido”

Gustavo Broeders tiene 43 años y el fin de semana tuvo su primera experiencia en la que es considerada una de las carreras más duras del país. Francisco Stefanoni de 46 años, tuvo su cuarta experiencia en el evento. Ambos son dos de los 15 competidores merlinos de la carrera. Con su team XBeer participaron en la categoría Aventura de 120 kilómetros. Los merlinos por elección compartieron con Infomerlo su experiencia.
lunes 27 de septiembre de 2021
“El podio no es algo que uno va a buscar en este tipo de carreras, sino la satisfacción personal de haberla cumplido”

Francisco fue quien por conocer a los organizadores del evento, propuso al intendente Juan Álvarez Pinto la realización de la carrera en Merlo. “A Juan desde el primer momento le interesó muchísimo porque sabía que era un evento importante a nivel nacional. Enseguida junto con Sergio Romero se pusieron las pilas e hicieron las gestiones para hacerlo posible. Al lograrlo empezó la pandemia… pero al año y medio se pudo hacer. Cuando uno quiere, se puede”, aseguró Francisco.

LA PRIMERA EXPERIENCIA

Gustavo contó que días antes del evento estuvo sin dormir y con mucho nerviosismo por su primera experiencia en XK. “Empecé a entrenar con la bici hace unos meses. Pero no es mi fuerte, lo mío es correr”, aseguró.  “Cuando surgió la idea de la XK sabía que era una carrera muy dura. Más de lo que uno se piensa. Me preparé para poder correrla. Hay que estar muy entrenado, muy preparado físicamente y sobretodo mentalmente. Me ayudó mucho la experiencia de Francisco y su compañerismo”, afirmó.

“La carrera es de alta intensidad, tanto física como mental. Tenes que estar muy bien entrenado y preparado porque si no, no te resiste ni el cuerpo ni la cabeza. Yo ya había corrido tres (dos en Nono, una en San Juan), esta fue mi cuarta experiencia”, dijo Francisco.

COMPAÑERISMO ANTE TODO

“Fue lindo poder llevar a Gustavo en su primera experiencia. Darle todos los tips que uno sabia de otras carreras. Los tiempos de alimentación, de hidratación. Qué llevar, en qué lugar llevarlo, cómo organizar las mochilas y saber en qué lugar estaba cada cosa para no tener que sacarse la mochila en medio de la montaña y desacomodarla, porque cuando uno vuelve a colocarla, empieza a aparecer los dolores y las ampollas”, explicó.

“Es clave apoyar al compañero, porque cuando las carreras son tan largas, existe el momento del muro donde uno cree que ya no va a llegar. Es un momento psicológico que realmente golpea y ahí es donde tiene que estar el compañero apoyándote, hablando y poniendo buena onda para pasar ese muro. Cuando uno ve que puede llegar a la meta, la carrera cambia. Eso pasa en todas las carreras largas de 40 kilómetros para adelante”, señaló.

“Nunca pensé en dejar. Sí estaba muy nervioso. Arriba llegó el momento en el muro donde dice Fran. Fue cuando volvíamos del Prado, se me empezaron a acalambrar las piernas. En ese momento, Fran me recordaba todo el esfuerzo que hicimos los dos y nuestras familias para bancarnos. Eso te motiva. Recordar todo el entrenamiento, con lluvias, frio, nieve… una de las cosas más difíciles de la carrera es el entrenamiento porque dejas muchas cosas de lado”, afirmó Gustavo.

Ambos coincidieron en que el compañerismo es fundamental y lo que los ayudó mucho fue también el entrenamiento previo juntos para conocer los tiempos de cada uno.

EL ENTRENAMIENTO

Empezaron a entrenar 3 meses antes con temperaturas bajísimas. “La previa a la carrera es muy heavy porque incluye el tema de alimentación y momentos de entrenamiento. Mientras uno sigue trabajando, teniendo familia, responsabilidades… a veces nos levantábamos a las 7 am de un domingo para poder estar al mediodía comiendo un asado con la familia”, dijo Francisco a Infomerlo.

Ambos fueron entrenando días en bici, días corriendo para trabajar los diferentes grupos musculares que se utilizan en cada caso. En trekking también usaron bastones, por lo que tuvieron que preparar los brazos para la carrera y complementar el entrenamiento con el gimnasio.

EL COVID Y LOS ACCIDENTES PREVIOS

“Hace 50 días Gustavo tuvo Covid y estuvo 10 días encerrado. No la pasó muy bien y salió de a poquito”, contó Francisco que también unos 40 días previos a la carrera, sufrió un desgarro de 3 centímetros en el cuádriceps y estuvo 10 días parado, con kinesiólogo constante para recuperarse. Además hace unos 15 días un compañero de ellos se accidentó en bici bajando del Filo y se quebró la clavícula, no pudo correr.

LA CARRERA

Con solo un mapa (que conocieron al iniciar la carrera) y una brújula, el viernes a las 7 de la mañana empezó el desafío de MTB en la XK.  

“Arranco durísima directamente desde el Balneario Municipal hasta el Filo prácticamente sin calentar las piernas. Ya se veían competidores que se bajaban de la bici e iban caminando”, dijo Francisco. Una vez en el Filo pasaron la tranquera y el límite interprovincial hacia Córdoba y empezaron a pedalear hasta el paraje Los Prados (unos 10 kilómetros después de Vallecitos). Ahí inició la parte de trekking. Hubo media hora de reposicionamiento, bebidas y comida. Después fue la vuelta hasta la confitería para hacer cuerdas, puentes colgantes y trepar la pared. De ahí un descenso programado hasta el hotel, donde buscaron sus autos cerca de las 18, para ir a sus hogares a descansar después de hacer unos 96 kilómetros. El día siguiente era la segunda jornada para completar los 120 k.

A las 7 del sábado tuvieron el trekking por la cuesta de Pasos Malos. Llegaron al punto más alto del Cerro de las Ovejas y la bajada fue por Mogote Bayo hasta las 16 aproximadamente.

“La orientación es fundamental y es uno de los principales desafíos de la carrera. Es muy difícil. De hecho el sábado perdimos dos horas aproximadamente. Llegamos a un punto donde veíamos cuesta de un lado, del otro y teníamos que ir a la otra punta. Esos errores son dos horas de retraso. Pero eso es la XK”, dijo Gustavo.

“La carrera es desgastante y hay que estar física y mentalmente preparados desde el principio para poder terminarla. Y terminarla es un premio. El podio no es algo que uno va a buscar en este tipo de carreras, sino la satisfacción personal de haberla cumplido”, aseguró Francisco.

“El apoyo de la familia es fundamental. En el entrenamiento, y durante la carrera. En todo momento uno siempre va recordando y hablando de su familia y la tiene en su cabeza. En algún momento de la carrera siempre se pianta un lagrimón acordándose de los seres queridos que están abajo esperando y los que están en el cielo también”, compartió.

Ambos se mostraron muy agradecidos con el municipio que becó a los participantes merlinos, también por los guías y bomberos que estuvieron trabajando en el evento y acompañando a los participantes.

“Fue una experiencia inolvidable con una gran satisfacción personal. Es impagable y quedará en el recuerdo toda mi vida”, aseguró Gustavo. 

“Como experiencia yo ya hice cuatro, no sé si habrá una más o no. Siempre hay esperanza para hacer una más. Ahora cuando uno termina hay que disfrutar este momento”, cerró Francisco.

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