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#Coronavirus

Pandemia: ¿qué hábitos higiénicos y formas de desinfección son efectivos?

En los últimos días se han adquirido hábitos higiénicos y desinfección que posiblemente llegaron para quedarse. En esta nota algunos consejos y precauciones en el uso de lavandina y otros productos.
lunes 20 de abril de 2020
Pandemia
Los consejos para la higiene personal y de la casa.
Los consejos para la higiene personal y de la casa.

Una rutina correcta de desinfección es un proceso de 3 pasos: limpiar, enjuagar y desinfectar. Primero se elimina la suciedad visible, luego se aplica el agente limpiador, se enjuaga y finalmente se desinfecta con el objetivo de disminuir la carga microbiana (esto luego del enjuague, ya que la presencia del producto limpiador, disminuye la eficiencia del desinfectante).

El problema surge cuando mezclamos ciertos productos de limpieza.

Los productos de limpieza son seguros si se utilizan de acuerdo a las instrucciones que están adheridas al envase. El cloro, el alcohol y el agua oxigenada deben ser usados individualmente.

Los accidentes domésticos de este tipo son un verdadero problema de salud pública, por ello es importante tener presente la siguiente información:

LAVANDINA Y DETERGENTE

La lavandina es hipoclorito de sodio, una sal inestable, sobre todo por la influencia de la luz, la temperatura y el grado de acidez. Para venderla al público se utiliza en solución acuosa de distinta concentración en envases que no son transparentes, lo cual convierte a esa sal en un producto estable, alcalino y apto para el uso hogareño.

El detergente es básicamente un jabón potenciado, que contiene sulfonato de sodio. Su principal función es disminuir la tensión superficial del agua. Aumentando así su capacidad de “mojado” y remoción de residuos.

La combinación del tensioactivo del detergente con el hipoclorito de sodio de la lavandina libera gas cloro, generando: dolor o ardor en ojos, nariz, oídos, labios y lengua. Dolor o inflamación de garganta. Pérdida o disminución de la visión. Dificultades para respirar.

LAVANDINA Y AMONÍACO

El amoniaco se usa para disolver la grasa y contiene una disolución del 5-10% de hidróxido de amonio.

El primer producto de mezclar amoníaco y lavandina es la cloramina (NH2Cl), un gas ya de por sí toxico. Pero la presencia de cloro puede provocar nuevas reacciones nocivas, como la aparición del tricloruro de nitrógeno.

Las altas concentraciones de amoníaco también producen hidrazina que es altamente tóxica y potencialmente explosiva.

Las consecuencias son: irritación de los ojos y problemas respiratorios y, sumado a una deficiente ventilación, se puede dar una intoxicación fatal.

LAVANDINA Y ALCOHOL

El alcohol es un disolvente de rápida evaporación que no deja residuos ni impurezas gracias a su alta volatilidad. Tiene una actividad desinfectante frente a determinados tipos de virus y gérmenes cuando se mantiene en altas concentraciones.

Cuando se mezclan hipoclorito de sodio con alcohol producen ácido clorhídrico, cloroacetona o dicloruro de etileno y cloroformo.

Estos compuestos pueden producir daños en el sistema nervioso, pulmones, riñones, hígado, ojos y piel. Además, los altos niveles de cloroformo pueden causar mareos, náuseas, pérdida de conciencia e incluso la muerte.

LAVANDINA Y VINAGRE

El ácido acético (vinagre) es un ácido débil de baja concentración. En medio ácido se puede producir una reacción química con la lavandina en la que se libera cloro gaseoso altamente toxico.

Esta mezcla genera gas cloro, que produce daño en los ojos y vías respiratorias puede producir quemaduras graves, paros respiratorios y afecta las mucosas de la nariz, boca y pulmón.

AGUA OXIGENADA CON VINAGRE

Al mezclar peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) con ácido acético (vinagre) se obtiene ácido peracético, sustancia altamente corrosiva, que es  en concentración suficientemente alta puede irritar e incluso dañar la piel, ojos, garganta nariz y pulmones.

ALCOHOL

El alcohol es una sustancia inflamable, ya sea líquida o en gel. Se debe tener cuidado al encender hornallas o acercarse al fuego luego de utilizar esa sustancia.

La mejor manera de desinfectar una superficie que ya está limpia y enjuagada, es utilizar alcohol al 70% y rociar con un pulverizador.

*La concentración más adecuada es al 70% ya que se mejora la penetración en el protoplasma bacteriano respecto a cuándo es usado al 95%, siendo de acción rápida al matar el 90% de las bacterias de la piel si se mantiene húmeda durante 2 minutos, en cambio con la fricción de algodón empapado en alcohol se consigue inactivar el 75% de las bacterias.

Para obtener alcohol en una concentración aproximada al 70%, se deben colocar siete partes de alcohol al 96% y tres partes de agua en un recipiente

https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-antisepticos-desinfectantes-13780

Nota de Cecilia Carolina Díaz y Daiana Escudero docentes de la UNLC

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