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Fútbol femenino

De Villa Dolores a la selección

Florencia Ceballos es delantera y captó la atención del cuerpo técnico albiceleste. Pelea por un lugar en el Sudamericano Sub 20 de marzo.
domingo 09 de febrero de 2020
De Villa Dolores a la selección

En noviembre del año pasado, el cuerpo técnico de la selección argentina femenina de fútbol estuvo en Córdoba viendo jugadoras para la sub 20 y la mayor. Fueron dos días casi completos en el predio del sindicato de Camioneros.

Hasta ahí llegó Florencia Ceballos, delantera del humilde Atlanta de Villa Dolores. Se destacaba entre la multitud por su llamativo atuendo azul y amarillo a bastones, como el del Bohemio de Villa Crespo. Pero dentro de la cancha también hacía lo suyo. En un tiro libre a unos 30 metros del arco, “Flor” se animó a pedir la pelota, se perfiló y su remate hizo el sonido que todo futbolero identifica como un “golpe seco” al balón. El destino del disparo fue el ángulo que forman el palo y el travesaño. Ese otro sonido hizo que cualquiera que estuviera distraído se diera la vuelta y preguntara qué pasó. Los presentes se agarraron la cabeza y hubo hasta aplausos.

“Me enteré por Instagram y le dije a mi papá. Empezamos a averiguar para ver si podía ir, pero me pusieron muchas trabas. No eran abiertas, sino que se filtraba a través de las ligas y era más complicado. Hablamos y tuvimos suerte, fui la única de mi club en ir”, le dijo Florencia a Mundo D.

Tan buena impresión causó a Carlos Borrello, DT de la Albiceleste, que una semana después la convocó a entrenar en el predio de Ezeiza con otras cordobesas para la sub 20. También quedó entre las 18 citadas que fueron a jugar partidos a Uruguay. Ahora es una de las 30 preseleccionadas (hay cinco cordobesas) que pelearán por un lugar en el Sudamericano Sub 20, en San Juan y San Luis (4 al 22 de marzo).

La prueba

Mientras se llevaron a cabo las visorías de la selección, en Villa Dolores eran las semifinales del Clausura femenino. Atlanta era uno de los protagonistas, pero su mejor jugadora se encontraba en Córdoba. Con ayuda de sus padres y un viaje relámpago, “Flor” pudo cumplir con todo, y con creces.

“Fui el viernes y jugué tres partidos. Iba con la mentalidad de que el sábado no iría. Había hablado con el cuerpo técnico y me dijeron que no había problemas. Pero después me pidieron que hiciera lo posible para ir, porque íbamos a jugar con chicas más grandes y un partido con Belgrano. Volvimos y el sábado a primera hora me trajeron de nuevo para Córdoba. Logramos que nos pusieran en el segundo turno de semifinales, así que terminamos tipo 13, volvimos y llegué justo a jugar”, contó. A los pocos días le llegó la citación para entrenar en Buenos Aires. Durante dos semanas viajó, practicó allá y volvió los sábados para las finales, a ida y vuelta. No levantó el trofeo, pero se quedó con la tranquilidad del deber cumplido.

Florencia empezó a jugar al fútbol en el barrio, con sus amigos varones y su hermano. Es hija de Mercedes, modista, y de Marcelo, policía retirado. Ellos la apoyan y la llevan a todas las canchas. Cuando Atlanta la invitó a jugar, hubo cierta resistencia porque era muy chica, pero a los 15 años pudo integrar su primer equipo femenino.

“Empecé ahí y nunca me fui a otro lado. Ya jugué seis campeonatos (dos por año). En el primero salimos campeonas, fui goleadora y estaba muy feliz. Es un grupo muy lindo, son mi segunda familia. No te dan ganas de irte. Cuesta porque también me tocó perder varias veces, pero con la cabeza en alto. No ganábamos el campeonato pero salía goleadora, una motivación más”, sostuvo.

Sueño celeste y blanco

La primera vez que “Flor” llegó a Ezeiza, todo fue mágico. No podía creer estar en ese lugar viniendo de un pequeño club en Villa Dolores. ”La primera semana que estuve ahí fue una locura, desde las habitaciones donde parábamos hasta cómo te atendían. Te tienen preparada la ropa en el vestuario y en la concentración. Quedé muy impresionada, porque pasar de donde estoy a ese mundo fue muy lindo. Es un sueño del que no me quiero despertar”, confesó.

Florencia es delantera, más por los costados, pero durante las pruebas y los entrenamientos, pasó por todos los puestos. La usaron de centrodelantera, de volante por afuera y hasta de “doble 5”. Su versatilidad y calidad le permiten ocupar varios lugares, aunque espera que eso no le juegue en contra a la hora de pelear un puesto en la nómina definitiva. “Hay jugadoras que tienen mucha experiencia. Por ejemplo, Dalila Ippólito ya jugó un Mundial. Trato de verlas y aprender mucho. Esa por ahí es la diferencia, pero Córdoba no está muy lejos de las chicas de Buenos Aires o Rosario. Es difícil porque somos muchas. Te citan una semana y capaz a la otra no vas”, dijo.

“El presidente del club me decía que era la primera mujer de Villa Dolores que era convocada a la selección argentina. Me sentí muy orgullosa. Dejar a mi club bien alto, representarlo en Buenos Aires, me gusta mucho. Que salga mi nombre en una lista y abajo se lea Atlanta de Villa Dolores para mí es muy importante. Es el club más humilde de acá y por eso estoy contenta. Me gusta que suene el nombre del club por aquellos lados”, afirmó.

(Fuente: La Voz)

 

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