Llamativo no acatamiento de Zenibus a la Conciliación Obligatoria

“No es habitual que no se acate una Conciliación Obligatoria, pero han existido casos”, dijo David Contreras, del Programa de Relaciones Laborales. El funcionario una detallada explicación sobre el conflicto de Zenibus que tiene a Villa de Merlo sin colectivos de manera total desde hace nueve días.

El primer pedido de audiencia fue realizado por el gremio de la Unión Tranviario Automotor (UTA) por varios puntos. Entre ellos, el despido de un chofer por parte de Zenibus, la falta de aportes previsiones, la carencia de obra social, los pagos de haberes a destiempo y la mala liquidación de los feriados que trabajan los chóferes. Desde esa primera audiencia no hubo chances de acuerdo porque las partes se mostraron inflexibles. El punto más álgido es el trabajador despedido.

“En las audiencias no hubo entendimiento y las posturas eran inflexibles”, dijo Contreras. El endurecimiento del conflicto tuvo su punto de tensión máximo cuando se anunció por parte del gremio un paro total de actividades de colectivos en Villa de Merlo, medida que comenzó a regir el jueves 13 de octubre. Ese mismo día, a las 14 se dictó la conciliación obligatoria, estableciendo que se vuelva a la situación entre las partes al día anterior de iniciado el conflicto.

ZENIBUS NO QUISO

Tanto la UTA como Zenibus fueron notificados en los domicilios legales por Relaciones Laborales sobre la conciliación. Pero la empresa no diagramó el recorrido de los colectivos con el trabajador que había sido despedido. La medida tomada por Relaciones Laborales habilitaba al chófer a trabajar, aunque eso no significaba que se lo restituya de manera efectiva en su puesto. Durante el plazo de quince días hábiles que dura la conciliación las partes tienen tiempo para buscar puntos de acuerdos. Sin embargo, eso no sucedió porque para llegar a un entendimiento se requiere ceder de ambos lados. 

Ahora el conflicto está judicializado porque Zenibus acudió a la Justicia Civil, situación que no hace otra cosa más que estirar los plazos para llegar a una solución. En el medio de la puja de los dos sectores quedaron los usuarios, que deben hacer malabares todos los días para mandar los chicos al colegio, ir a trabajar o trasladarse hasta el hospital.