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Otra forma de conocer Merlo

Muestra fotografía y de esculturas

domingo 10 de enero de 2016
Muestra fotografía y de esculturas

DESDE LOS 17

Desde los diecisiete años Omar Zangrandi anda por el mundo, literalmente, para captar lugares, personas y sensaciones con su cámara. Ahora vive en Carpintería, en plena sierra puntana, donde llegó tras dejar la vorágine de Buenos Aires: “Pasé de vivir a dos cuadras del Congreso a estar quince años sin luz eléctrica”, admitió entre sonrisas.

Nacido en el desierto mendocino, como le gusta decir, Zangrandi hace más de veinte años que eligió San Luis para vivir, aunque mantiene su alma nómade que descubrió cuando era joven y que lo hace estar seis meses en la provincia y otros seis de viaje. Como aventurero recorrió varios países latinoamericanos, se radicó en Perú, Brasil y después en Buenos Aires.

“Me dediqué a la fotografía publicitaria y comercial, hasta que paré con todo el ritmo porteño y me vine al medio del monte para cortar con el agite que significa el trabajo en los medios gráficos, donde la fotografía de hoy es para ayer”, narró el autor. En su bagaje estaban todos los viajes que había hecho por América, más los kilómetros recorridos en el país cuando trabajaba para empresas constructoras.

A mediados de 2015 Zangrandi volvió de Europa: expuso en Madrid y tiene prevista una muestra en Palermo, Italia. Hace un par de años comenzó una experiencia con un artista plástico, también argentino, para imprimir fotografías artísticas en tela y que luego su colega intervenía. “Hicimos una expo de retratos de la India, nos fue bien y ahora estamos en un proyecto para hacer algo parecido con Latinoamérica en Guatemala, México, Perú, Brasil y Argentina”, explicó el fotógrafo.

Aunque ahora está embarcado en esa idea, admite que no tiene un género preferido: “He pasado por distintas etapas, tuve mi parte documentalista, sobre todo en Latinoamérica, después de mucha arquitectura, de retratos, fotografía aérea y también macro”. Confesó que no es de esos fotógrafos que tienen su máquina todos los días a cuestas, sino que lo hace sólo cuando sale de su casa con ese fin.

A la hora de las exposiciones, le resulta como a muchos difícil elegir la preferida, pero siente que su profesión adquirida en otras décadas le es una ventaja. “Cuando hacía fotografía analógica, por cuestiones de costos y volumen, sacaba treinta y seis o setenta y dos fotos. Hoy con la posibilidad de gatillar y gatillar, sacás más. Sin entrar a discutir con la nueva generación hay que reconocer que el fotógrafo viejo antes de sacar la foto veía, miraba la escena y gatillaba en el momento que la escena era adecuada. El fotógrafo digital gatilla y después elige”, entendió Omar.

Para él, la primera opción para elegir una foto es observar la parte técnica, el buen encuadre, la buena definición, “ver que lo que quiero mostrar esté enfocado. Y después qué sensación tengo. Creo que la fotografía y el arte en general, más allá de lo bueno o lo malo que sea el artista, es si me llega o no me llega”, dijo.

Ahora, residentes y turistas podrán apreciar las imágenes en la Sala de arte Emaus

Redacción / El diario de la República

 

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