Merlo: Para inspirar, exhalar y viajar a la paz interior

Alejarse de la rutina y el estrés, relajarse y recargar energías: en los últimos años se extendieron cada vez más los retiros o viajes de yoga, que suelen tener como base hoteles en envidiables paisajes entre sierras, valles y montañas de la Argentina. Son escenarios perfectos para descansar la mente, purificar el cuerpo y lograr el bienestar, de la mano de esta disciplina milenaria de origen oriental que tuvo una irrupción sorprendente en esta parte del mundo en el último tiempo. Muchos viajes son organizados por los mismos centros de yoga que dictan clases en la ciudad de Buenos Aires.

Como la idea es lograr una comunión mayor con la naturaleza, se requiere una disciplina personal en sintonía con esta práctica: despertar al alba para meditar, dieta desintoxicante, orgánica y natural –sin alcohol, carnes ni gaseosas–, y dedicar gran parte del día a los ejercicios que dictan los profesores –a través de asanas y pranayama–; nada que represente un sacrificio para un auténtico amante del yoga.

La Villa de Merlo, con características únicas por su microclima templado, sin vientos y arroyos, es donde se encuentra el Hotel Piedra Blanca, uno de los lugares elegidos por el Centro Internacional de Yoga Sivananda (www.sivananda.org/buenosaires) para ofrecer este combo de Hatha Yoga, meditación, canto de mantras y caminatas por la sierra.

Amplios jardines, pileta, parque arbolado, sierras y arroyos –y un silencio ideal para las meditaciones– ofrecen el marco ideal. Según cuenta la instructora Radha Chaitanya, puede ser desde un fin de semana hasta 14 días, según lo que necesite el huésped. El costo es de US$ 80 por día o US$ 470 el paquete semanal. Incluye estadía, dos comidas diarias –dieta lactovegetariana– y las enseñanzas de los maestros. “Son vacaciones diferentes. En lugar de relajarse con cosas externas, hacerlo mirando hacia adentro”, asegura Chaitanya.