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El jugador de polo de 14 años, que se lleva todos los elogios

<img style="float: left; margin-right: 10px;" mce_style="float: left; margin-right: 10px;" src="http://infomerlo.com/images/stories/com_form2content/p1/f81/3.jpg" mce_src="http://infomerlo.com/images/stories/com_form2content/p1/f81/3.jpg" width="300" title="Salvador Jauretche, con 14 a&ntilde;os juega el Mundial de Polo en San Luis"><p>Salvador Jauretche se ajusta sus zapatillas de lona negra y, mientras lo hace, se disculpa por la demora. Accede a responder algunas preguntas de manera muy amable y hasta un poco sorprendido. Su debut en el Mundial de Polo de hasta 14 goles de Estancia Grande, San Luis, se consumó poco más de 10 minutos antes -ayer jugaron el segundo partido, ver aparte- y sus mejillas están más coloradas que nunca.</p>
jueves 13 de octubre de 2011
El jugador de polo de 14 años, que se lleva todos los elogios

Tiene 14 años y no es de regalar palabras. No habla por demás, pero sonríe casi todo el tiempo. Le cuesta mirar directamente a los ojos, pero habla sin evasivas, con la naturalidad de un adolescente al que todo le suena como una experiencia divertida; sin embargo, conoce perfectamente qué clase de responsabilidad existe en intentar llevar a la Argentina a levantar la copa el día 21 de octubre.

"¡Buena, Colo!" le gritan sus compañeros desde el palenque, cuando se dispone a contestar, conscientes de la timidez del back. Él los mira por unos segundos, se encoge de hombros y cuenta sus impresiones acerca del debut, ya sin las botas de montar y con las manos en la cintura. "Los nervios por encarar este torneo tan importante, y una cancha tan rápida, nos complicaron un poco. Al principio estuve un poco condicionado, no me salían del todo bien las cosas, pero creo que después me fui soltando", dice. Chasquea la lengua, busca aprobación y continúa, con seguridad. "También es cierto que había muchísima gente, no esperábamos tanta. Pero está buenísimo eso; qué se yo, me parece divertido", dice el chico de Trenque Lauquen, donde jugó desde que tiene uso de razón. Este año actuó en la Copa Potrillos, reservada para chicos de 12 a 14 años, y fue premiado el 22 de mayo con el trofeo "Juancho Guerrero", por ser el jugador más correcto "polística y humanamente", según el comunicado oficial, lo que realza su figura de adolescente ejemplar y no sólo en lo deportivo, sino en las actitudes al margen del polo. Con un gol de handicap, que aún mantiene, también se lució en el torneo de menores de Chapaleufú, en Intendente Alvear, La Pampa. Allí defendió los honores del equipo Azul y tuvo tal injerencia que fue quien desempató el partido decisivo con un tanto a dos segundos del campanazo final...

Su estampa de niño, sus zapatillas de lona, sus pecas y su pelo rojizo revuelto por el viento que soplaba fuerte a 38 km de la ciudad de San Luis, no coinciden para nada con el hombre que demuestra ser dentro de la cancha. Ése que va con fiereza a cada bocha, el mismo que ante cada falla en el partido se destapa con una voz mucho más grave que la suya habitual, arquea su cuerpo hacia atrás, con el taco apuntando al cielo, y grita: "¡Noooo, Dioos!" o se reprocha, al estilo Gastón Gaudio: "¡Qué burro que soy!" No es ningún burro, está claro. Martín Inchauspe, el entrerriano de 35 años que es la voz de la experiencia en el equipo y el jugador más desequilibrante, ha visto mucho polo de aquí y de allá; con esas herramientas se anima a definir a Jauretche y su opinión vale la pena. "Lo de Salvador es una cosa increíble. Tiene 14 años, pero ya lo podés ver, juega como un tipo de 40. La cancha se llena de gente, él juega un Mundial y como si nada. Es un fenómeno, sin dudas, con un futuro tremendo", señala el 3 del seleccionado argentino.

Jauretche, sin conocer la opinión de Inchauspe, le devuelve la pared y lo considera como su guía dentro de las tablas. "Los chicos estuvieron muy atentos conmigo, siempre apoyándome. Me dieron buenas indicaciones desde el comienzo y eso me hizo calmar la ansiedad por el estreno. Martín (Inchauspe) sabe mucho de esto y me habló continuamente. Eso me serenó en los primeros chukkers", admite.

Pocos minutos antes, El Colo se preocupó por los niños que riesgosamente se precipitaban para quedarse con las bochas que se perdían detrás de los mimbres, por su seguridad. En algunos casos, esos chicos tenían uno o dos años menos que él, que está ahí dentro, con la camiseta número 4, convertido en la pieza fundamental de un equipo que va por la gloria máxima. (fuente:lanacion)

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