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Emprendedora consiente

Una merlina destacada por su fabricación de calzado vegano

Natacha Giunta fundó su propia marca de calzado en 2012. En 2017 se reinventó y empezó con sus líneas de productos vegetales. Compartimos la nota que le realizó la Revista Pymes.
sábado 28 de diciembre de 2019
Natacha Giunta
Desde 2017 fabrica calzado vegano.
Desde 2017 fabrica calzado vegano.

La joven de 32 años lanzó en 2012 un emprendimiento de zapatos de diseño usando su nombre como marca. Pero fue en 2017, dice, cuando realmente le encontró la vuelta al negocio con la trasformación de sus líneas en calzado vegano. Hoy produce 40 pares por mes, entre elaboración propia y trabajo que terceriza en otros talleres. A través de las redes sociales vende a todo el país y también comenzó a exportar.

Antes de lanzar su emprendimiento, Giunta trabajó en diferentes comercios y empresas; desde una juguetería hasta para una tarjeta de crédito pasando incluso por un centro de estética y una compañía de celulares.

“Hice de todo. Vengo de una familia muy humilde donde la única opción era trabajar, incluso tuve que dejar la escuela secundaria, pero por suerte siempre tuve oportunidades laborales y así transité mi vida hasta que se me prendió la lamparita de hacer zapatos”, relata.

¿Qué le pasó?  Se enamoró de unas sandalias que no podía comprar, no tenía efectivo y su tarjeta de crédito estaba en rojo. Aquellas sandalias nunca fueron parte de su placard, pero sí fueron el disparador de su emprendimiento: las hizo con sus propias manos. Comenzó a viajar los fines de semana a Córdoba Capital para hacer un taller de armado de zapatos; para costear el traslado y el curso revendía ropa. “Finalmente me hice un modelo distinto al que había visto, son unas sandalias muy bonitas, pero imposibles de usar.” Cuando comenzó a hacer un zapato que además de lindo fuera cómodo, empezaron a llegar los pedidos de las amigas y, casi sin darse cuenta, dejó de regalar zapatos para fabricarlos y venderlos a pedido. “Tardaba casi dos meses en hacer un zapato, pero no porque ése sea el tiempo que lleva hacerlos sino porque no lo veía como una salida laboral y me faltaba motivación”, cuenta.

El año pasado, dice, transformó su forma de vida y también de alimentación. “Soy vegetariana en proceso de ser vegana”, dice. En esa misma línea, dejó el cuero para empezar a usar material orgánico o fibras naturales para la capellada de sus productos. Ahora apunta a reemplazar también las suelas de PVC por suelas de cáscara de maní, un material no contaminante que está sometiendo a pruebas de resistencia y durabilidad.

Salvo una línea de zapatillas cuya producción terceriza, los productos salen de un pequeño taller que montó en Merlo. “Mi plan es emplear y también capacitar a mujeres, para que tengan sus propios emprendimientos.”

La marca Natacha Giunta se vende a través de su página web y por redes sociales a todo el país y al exterior: los mejores meses llega a los 40 pares. A través de su cambio de hábitos, eso le abrió redes de contactos que la llevaron a vender sus zapatos no sólo en muchos puntos distantes de la Argentina, sino también en México, Italia y Estados Unidos.

Dice que por ahora no tiene interés en poner local a la calle, que con las ventas y con el tiempo que le dedica al emprendimiento está conforme. Es que Natacha, además, es madre de dos niñas, Pilar de 13 y Vera de 4; ambas, asegura, fueron dos pilares fundamentales de su emprendimiento, pero además, dice, son la fiel prueba de que la maternidad no es incompatible con la vida emprendedora. “Me bancaron en todo, hasta tener el taller en casa, que no es nada fácil”, dice mientras prepara las valijas para ir a exponer sus diseños a la Vegan Fashion Week, en Los Ángeles.

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