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Una historia emocionante

Un veterano de Malvinas, que vive en Villa de Merlo, se encuentra con el niño que le escribió una carta durante la guerra

Nicolás Ferreyra, el ex combatiente en la guerra de Malvinas, logró localizar a Pedro. El hombre que de pequeño le escribió una carta desde la escuela para darle fuerzas mientras estaba en la guerra de Malvinas.
lunes 22 de abril de 2019
Malvinas
Nicolás (a la izquierda) con sus compañeros cuando regresaron a las islas.
Nicolás (a la izquierda) con sus compañeros cuando regresaron a las islas.

Nicolás Edmundo Ferreyra de 56 años, fue conscripto y enfermero en Malvinas. La carta fue una de las tantas que se enviaron desde las escuelas primarias a los soldados en el 82. Fue muy significativa para Nicolás. La guardó durante 37 años y la incluyó en su libro “Hemos regresado” bajo el título "El corazón del niño soñador que se unió al nuestro".

Este año durante el acto del 2 de abril el excombatiente estuvo visitando la escuela de Piedra Blanca abajo en Villa de Merlo y le obsequió su libro a la docente Lorena Lara. Al leer el material, Lorena le consultó si alguna vez se le había ocurrido buscar a Pedro. “Me dijo que nunca se animó porque, claro, hay miedos que sólo quienes regresan de una guerra comprenden”, señaló Lorena.

Dejando de lado esos miedos lograron ponerse en campaña para encontrar al niño que a los 9 años escribió esa sentida carta. Aprovechando las bondades tecnológicas armaron una publicación a través de Facebook. Pagaron una publicidad para que llegue a las personas de Azul que pudieran tener la edad de Pedro. Inmediatamente la gente y los medios de comunicación locales comenzaron a difundir el mensaje y en pocas horas lograron dar con el hombre.  

Pedro Ripa hoy tiene 46 años, vive en Comodoro Rivadavia. Estaba en quinto grado de la escuela N° 17 de Azul cuando escribió la carta a pedido de su maestra Patricia Mordasini (quien también lograron localizar). Otro dato curioso es que en 1996 estuvo trabajando tres años por esta zona “sacando cuarzo en una mina camino a Quines”, dijo Lorena a Infomerlo. “En el verano es probable que venga de vacaciones a Merlo y logre conocerse con Nicolás”, agregó. De todas formas ahora están en contacto. Fue muy emocionante para ambos.

Lorena proyecta ahora contactar a la maestra para organizar una visita a la escuela de Azul y realizar una charla con los veteranos de guerra. También están tratando de localizar a los compañeros de Pedro que escribieron sus cartas y de a poco lograr reconstruir la historia. Los deseos de esos niños y palabras de aliento fueron muy importantes para quienes estaban en plena guerra.

Compartimos el capítulo del libro.

EL CORAZÓN DEL NIÑO SOÑADOR QUE SE UNIÓ AL NUESTRO

Una vez llegados a Puerto Madryn, bajaron los heridos y los soldados que quedaban.
Para nosotros fue algo similar a lo que habíamos experimentado en el viaje anterior, porque en cada soldado se iban muchas horas de luchar por sus vidas y con ellos un poco de nuestro corazón. Por parte de ellos, recibimos mucho afecto y agradecimiento.
En tanto en el buque, al limpiarlo recogíamos estampitas y cartas que olvidaban, por el afán que tenían de regresar rápidamente a sus hogares.
Yo había guardado del viaje anterior y ahora en el segundo, diversas estampitas, un dibujo y la cartita de un niño.
En esta carta, el niño me decía que se encontraba orgulloso de los soldados argentinos y me pedía que no perdiera las Islas Malvinas.
Él, con sus pocos años, soñaba, como nosotros, con conseguir la victoria. Y qué difícil era tener esa carta y no poder contestarle, para decirle que, lamentablemente, habíamos perdido.
Ahora, que ha pasado tanto tiempo, supongo y deseo que este niño, sea un gran hombre, porque desde pequeño se preocupó por sus compatriotas.
Nosotros brindamos lo mejor en esa guerra, que no pudimos ganar. Yo, en ese momento, al niño que era él, le hubiese preguntado cómo se sentía al perder un simple partido de fútbol. Seguramente me hubiese contestado que estaría mal. A lo que yo le hubiese contestado, que nosotros lo estábamos mucho más que al perder un simple partido de fútbol, porque habíamos perdido una guerra, en la que, habíamos depositado todas nuestras ilusiones.
Ahora me gustaría hablarle al hombre que es y que seguramente seguirá teniendo ese corazón generoso. Y le pido que nos ayude a recuperar no sólo a las Islas Malvinas, sino a nuestra Argentina, que se encuentra adormecida de ese sueño, del que nunca se tuvo real conciencia de lo que fue: una guerra.
Lo más importante de la tarea es contagiar el corazón del niño soñador que se unió al nuestro de jóvenes, que intentaron hacer realidad el pedido de no perder las Islas Malvinas. Ojalá podamos hacer algo.
¡Contamos con vos!. ¿De acuerdo, gran hombre?

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