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Fue creada hace más de medio siglo

Lisandro de la Torre, la escuela pública en el corazón de la reserva de Traslasierra

El futuro parque nacional Traslasierra será el único del país en tener una escuela pública. Es que desde hace más de medio siglo funciona la Lisandro de la Torre, adonde asisten los hijos de las familias que trabajan en la estancia.
miércoles 06 de diciembre de 2017
Lisandro de la Torre, la escuela pública en el corazón de la reserva de Traslasierra

Ese establecimiento educativo depende de la Municipalidad de San Carlos Minas, ubicada unos 160 kilómetros al este de la estancia Pinas. "Les llevamos periódicamente materiales y los alumnos se realizan los estudios de salud en el pueblo", señaló el intendente Cristian Frías.

La infraestructura que alberga la escuela fue recuperada por la administración de la herencia de Manubens Calvet, que no pudo hacer lo mismo con una capilla que había sido levantada por los jesuitas en el siglo XVIII.

"Lamentablemente no logré la autorización de la Justicia para reconstruir la capilla", se lamenta José, sobrino del terrateniente, que murió en Traslasierra en 1981. En la casa central de la estancia, en tanto, todavía hay mobiliario que fue traído por los ingleses a fines del 1800.

El libro El solitario de Pinas, escrito por el historiador Raúl Larra (Editorial Colihue), cuenta que Lisandro de la Torre "comenzó a enamorarse" del campo en uno de los viajes que hizo a los Estados Unidos. A bordo de un barco conoció al inglés Santiago Lawry, quien fue dueño de ese extenso lugar hasta 1908.

En esa obra, el historiador Larra también señala que las tierras fueron "asilo de matreros y montoneras desde el colapso revolucionario de mayo".

Después se asentó en el lugar el sacerdote Juan Felipe Singuney, "quien comenzó en 1883 la construcción de un oratorio que habría de inaugurarse cinco años después".

Aníbal Viale, médico de Rufino, puso capital y se asoció a Lisandro de la Torre para el aprovechamiento del bosque de Pinas. Se armó un obraje consistente en un "buen aserradero con máquinas flamantes. Se hicieron allí postes para tendido eléctrico, durmientes para ferrocarriles y varillas de quebracho, que se vendían muy bien en toda la región cuyana. Con los desechos quedaba leña para quemar por toneladas". (Fuente: Diario La Nación)

 

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