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Solidaridad

Lucía, y una mano que le mejora la vida: un hombre de 89 años le regaló un cuatriciclo

Es ciega e iba a caballo a su escuela, en Traslasierra. Ahora, un anónimo le regaló un cuatriciclo.
viernes 10 de noviembre de 2017
Al paso
Lucía dependía del caballo para ir a la escuela. (foto La Voz)
Lucía dependía del caballo para ir a la escuela. (foto La Voz)

La historia de Lucía Montenegro conmovió al país cuando se conoció, semanas atrás: ciega de nacimiento, y con 12 años, recorría cada día a caballo siete kilómetros desde su casa, perdida en la montaña, hasta el Ipem 137 de La Paz, al sur de Traslasierra.

En realidad, junto con sus hermanos Víctor y Emanuel cabalgaban una hora, dejaban sus caballos en una casa amiga y seguían caminando media hora más, cada día. Otro tanto demandaba el regreso.

Luego de que su historia apareció, un cordobés solidario, que exigió anonimato, le regaló un cuatriciclo a su familia. Ahora Lucía y sus hermanos llegan en media hora a la escuela. Sólo un vehículo de doble tracción puede atravesar los caminos que separan su hogar del colegio.

El mismo día de la publicación en el diario La Voz, un vecino de Córdoba capital fue el primero en sensibilizarse. A minutos de leer la nota, llamó a la familia de Lucía. “Un señor de 89 años nos habló para decirnos que nos regalaba un cuatriciclo, pero dijo que no quería que se supiera su nombre. Unos días después, vino con su nieto hasta acá y nos trajo el cuatri en la camioneta. ¡Parecía mentira!”, cuenta feliz Carmen Montenegro, mamá de Lucía.

El hombre no sólo decidió la compra del vehículo, sino que también tramitó la documentación de Carmen para que el rodado quedara a su nombre. Incluso les regaló a los tres chicos los cascos protectores para el recorrido diario.

El municipio de La Paz, en tanto, se comprometió a aportarles el combustible. La familia de Lucía es de modestos recursos y vive de la cría de animales en baja escala en las sierras.

BELLEZA Y HOSTILIDAD

Los Montenegro viven en el paraje Altos de Corralito, una quebrada de la ladera oeste de las Sierras Grandes de Córdoba, hacia la que se accede, con alta dificultad, por el paraje Loma Bola.

Su vivienda de materiales nuevos, que hace tres años sustituyó a un antiguo rancho, está rodeada de frutales y de animales de granja, que son el único sustento de la familia. En la casa no hay energía eléctrica y el agua es provista por una vertiente. En ese paisaje bello y dificultoso a la vez creció Lucía.

“Estoy contenta porque ahora vamos y volvemos más rápido, le agradecemos mucho al señor que nos donó el cuatri”, apunta Lucía, quien desde el jardín de infantes cabalgó hasta La Paz.

Hasta hace unos días, sus hermanos varones debían levantarse muy temprano para buscar los caballos, ensillarlos y emprender el viaje diario. Cuando los equinos eran necesarios en la casa, sólo Lucía montaba y los dos varones caminaban los 14 kilómetros de ida y vuelta. En la escuela, además de cursar, almuerzan y meriendan. En el invierno, cuando Víctor (18) y Emanuel (15) tenían contraturno, salían al amanecer y volvían de noche, con un frío que a los 1.500 metros sobre el nivel del mar es implacable. Tanto como los soles o las tormentas de verano.

La mamá de Lucía padeció toxoplasmosis durante su embarazo y la niña nació con glaucoma congénito, que hace que hoy tenga un grado ínfimo de visión, casi nulo. Pero su limitación no es un impedimento para que ayude en las tareas domésticas y en los trabajos de granja. Incluso sorprende verla moverse en el terreno irregular de su entorno. Tampoco es un impedimento para sus estudios.

“En el primario, Lucía aprendió Braille, desde el año pasado tiene una máquina y mejora cada día. Ella es inteligente y tiene una gran voluntad”, dice Leonel Toledo, docente de no videntes. La directora del Ipem, Leticia Lovey, señala: “Ahora que se difundió su historia, mucha gente e instituciones quedaron en ayudar. La familia de Lucía está esperando cosas que necesita y les prometieron, como paneles solares para energía, y un calefón o cocina a leña o solar”.

En poco tiempo, Lucía se ha convertido en la mimada de la escuela de 250 alumnos. Y su actitud ejemplar contagia a quienes la rodean. Y a más.

Fuente: La Voz

 

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