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Analisis

Lo que dejó la elección provincial

El oficialismo completó una remontada electoral “épica”. En la oposición ya comenzaron los reproches. La volatilidad del voto obliga a no distraerse. ¿Qué sucedió entre las PASO y las elecciones generales?
miércoles 25 de octubre de 2017
Lo que dejó la elección provincial

El domingo de las elecciones, en una pared exterior de la escuela Horacio de la Mota, las autoridades habían pegado los padrones para que sean consultados por los ciudadanos. Las nominas rodeaban una placa de bronce colocada el día de la inauguración del centro educativo. El texto de la placa señala: “Gobernador Adolfo Rodríguez Saá”. “Ministro de Hacienda y O. Públicas Claudio Javier Poggi”. Y quizá desde allí se pueda comenzar a analizar lo que pasó el domingo.

El oficialismo había quedado magullado por el resultado de las PASO. “Nos dieron un cachetazo fuerte”, repetía Adolfo Rodríguez Saá. En la oposición todo era celebración. Avanzar y Cambiemos había terminado con el “feudo”.  El triunfo de Poggi se festejaba en San Luis y en Buenos Aires. El oficialismo había sufrido una derrota en lugares impensados.  “Ciclo cumplido”, se escuchaba por todos lados. “Jubilamos de un solo saque a Adolfo y Alberto”.

Poggi había estructurado una campaña basada en sus recorridas por San Luis. Aún mantenía su aura intacta de no pagar costo político por su salto hacia afuera del peronismo y quedar abrazado a sus antiguos adversarios políticos. Algunas políticas y gestos del gobierno provincial le sirvieron de combustible electoral para las PASO.  Yerros en la propia campaña de Adolfo Rodríguez Saá le allanaron el camino a Avanzar y Cambiemos.

Con el triunfo en la mano - por casi 20  puntos porcentuales, lo que significaba 50.000 votos de ventaja entre las dos fuerzas políticas – los principales dirigentes de Cambiemos marcharon hacia Buenos Aires. Y se encandilaron con las luces de la gran ciudad. Desde allí comenzaron a pedir intervenciones a San Luis, a pasearse por canales y disparar munición pesada hacia el gobierno. Poggi se convirtió en un político que al hablar parecía que jamás había tomado un café con Rodríguez Saá.  Ni lo conocía.

Cuando fueron insuficientes esos dardos verbales, recurrieron a los amanuenses de turno para que escriban contra la provincia. Y para coronar esa estrategia convencieron al periodista estrella de Canal 13 para que haga un informe, que resultó revulsivo. Las palabras hirieron a los puntanos. O sanluiseños. Como se prefiera.

Mientras esto ocurría, el oficialismo corrigió políticas, mutó nombres en el gabinete y puso a la dirigencia a trabajar.  Adolfo Rodríguez Saá volvió a las plazas y se convirtió en un oidor. En un escucha de los vecinos. Por supuesto, que contaba con la posibilidad de respuestas concretas, pero el mérito está en el esfuerzo personal y político de tratar de revertir 50.000 votos en dos meses. El milagro electoral se plasmó el domingo.

Sin embargo, la euforia no debe nublar. El oficialismo no puede distraerse con aventuras políticas extraterritoriales. No parece el momento. Cambiemos es una fuerza política nacional poderosa. Su principal estrella electoral ha perdido en San Luis una elección que quedará en los manuales de Durán Barba de que no hacer en una campaña electoral. Quizá, para el 2019 el macrismo recurra a otros nombres.

Por ahora, el oficialismo celebra la victoria “impensada”.  En la oposición no salen de su estupor.  En la placa de bronce colocada en el colegio La Mota está la síntesis. Poggi tenía más chances de volver a ser gobernador dentro del peronismo. Pero no quiso esperar. O no supo. Negar los orígenes no es saludable. Habrá que ver cómo renace políticamente. O Cambiemos recurre a promover a otros candidatos para pelear la gobernación. Todo puede suceder. Hasta que los votos se reviertan.

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