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Analisis electoral

Lo que dejó la elección en Villa de Merlo

Cambiemos obtuvo un claro triunfo en concejales. Replanteos en el oficialismo local. El socialismo en un momento político complicado. El concejo deliberante con igual cantidad de concejales entre oficialismo y oposición. El consenso como herramienta.
martes 24 de octubre de 2017
Dirigentes
Juan Alvarez Pinto (UCR) y Gastón Fonseca (PJ) jóvenes dirigentes de Villa de Merlo.
Juan Alvarez Pinto (UCR) y Gastón Fonseca (PJ) jóvenes dirigentes de Villa de Merlo.

Villa de Merlo y el departamento Junín le dieron a Avanzar y Cambiemos una de las pocas alegrías electorales del domingo. En Merlo, la lista de concejales encabezada por el edil Juan Alvarez Pinto cosechó el 51% de los votos. Le sacó 15 puntos al Frente de Unidad Justicialista. Unos 1800 votos de diferencia. El resultado le otorga a Cambiemos tres concejales: Alvarez Pinto (reelecto), Matías Herrera y Ana Orlando. El bloque de concejales se completa con Gabriela Mancilla y Leo Rodríguez. Todos radicales. Cinco sobre diez. Paridad con el oficialismo.

E l triunfo de Avanzar y Cambiemos a nivel local tuvo un sabor agridulce. La derrota electoral provincial – que nadie esperaba- no se podía disimular en algunas caras. Una pregunta que surgió a las pocas horas es quién ganó la elección en Merlo. ¿Avanzar y Cambiemos? ¿Cambiemos? ¿O la UCR? En el radicalismo se atribuyen el mayor esfuerzo de campaña. Despliegue, fiscalización y compromiso. Los tres primeros lugares de la lista eran encabezados por radicales, dos de un sector, el que comandaba Alvarez y Ana Orlando del sector de Titina Nicoletti.

No sería de extrañar que en pocos días, la UCR merlina plante bandera a nivel departamental y provincial de la mano de un triunfo cómodo. Y haga valer esa situación política favorable. Por eso, ya la noche del triunfo las dos líneas internas de la UCR comenzaron  a limar asperezas y rencores personales para marchar juntos al 2019.

Algo que no se olvida en el radicalismo fue el embate final que hicieron desde Santa Rosa del Conlara el intendente Miguel Postiguillo y el diputado provincial Alberto Fara para bajar a Alvarez Pinto de la lista de diputados y hasta meterse en el armado de la lista de concejales de Merlo.  Esa arremetida estaba alimentada por el acuerdo personal y político entre Postiguillo y Claudio Poggi. Para Poggi, Postiguillo era el modelo a seguir. Esa apreciación fue demolida por los votos.  La lista de concejales de Postiguillo perdió por escándalo y Fara no pudo ganar en su pueblo.

Hay muchas quejas en el radicalismo por la actitud del macrismo hacia ellos. Se los señala a los amarillos como políticos de “superestructura”, aferrados a cargos nacionales en la provincia y que no son capaces de sacrificar un domingo para fiscalizar la elección. Los pases de factura también serán para ellos. En Avanzar, el resultado de domingo fue un retroceso de complicada remontada.

Para el bloque de la UCR y ese partido, el nuevo rol en el concejo deliberante es un desafío. Habrá que ver si sostienen el temple, la mesura y la institucionalidad como atributos que puedan ser visto por el conjunto de la sociedad como un espacio político con pretensiones de gobernar Merlo. En esa labor deberán no caer en tentaciones políticas, que siempre están presentes en los cuerpos colegiados.  

Un mérito de la campaña local de la UCR es que nunca dejaron de caminar y tomar contacto con los vecinos. Y aunque los vientos electorales eran favorables no se descuidaron.

DERROTA DISIMULADA

La lista de concejales del oficialismo sumó el 35% de los votos. Era encabezada por el joven dirigente Gastón Fonseca, que realizaba su primera incursión electoral. Fonseca y Jorge Donda fueron los dos ediles electos por el peronismo.  A partir del 10 de diciembre, el bloque oficialista estará compuesto por Edgar Amaya, María Rosa Miravet, Gonzalo Ginestar y los mencionados Fonseca y Donda. Cinco de diez. Emparde político con la oposición.

El triunfo resonante de Adolfo Rodríguez Saá en la provincia disimuló derrota local. Y obligará a un replanteo. No deja de llamar la atención algunos datos puntuales. En algunas mesas, y según el barrio, la lista de Fonseca perdió por escaso margen. En pocas ganó. Y en otras fue doblado o más en votos.  Un sufragio sectorizado, que quizás tenga que ver con la composición social o con la menor o mayor intensidad de la campaña en esas zonas de Merlo, tan desfavorable el domingo pasado.

Se podrá decir, y en intendente Rody Flores lo mencionó, que “no se estaba plebiscitando” su gestión. Sin embargo, siempre que se eligen ediles el componente local está presente. Es inexorable. El resultado electoral impacta en la composición del concejo deliberante. Y así se vivirá desde el 10 de diciembre.  Obligará por lo pronto a un camino de diálogo más fluido y búsqueda de consenso. 

La gestión Flores tiene el desafío no solo del consenso con la oposición. También está la dinámica concreción de todo lo prometido en la campaña. En especial, las obras que se anunciaron y que requieren de una ágil tramitación y ejecución. Además, necesite una mayor dinámica en el conjunto del gabinete, donde los rendimientos son dispares. La gestión es política, ejecución y compromiso personal. Entrega, por sobre todas las cosas. Acaso, algunos deban observar cómo se gestiona desde el entrepiso de la esquina de la calle Mercau y Perón. Y tomar es e día a día como ejemplo.

El intendente no es un hombre proclive a los grandes cambios. Y suele tomar las decisiones con calma. Habrá que ver qué análisis hace de la derrota local y qué propone para dinamizar su gestión. Hay mucho tiempo por delante. Suficiente para remontar el mal humor de los que antes votaron al oficialismo y ahora prefirieron otra opción. Pero no hay tiempo que perder. En Villa de Merlo el voto es volátil. Premia y castiga, cada dos años sin sonrojarse.

EN CAIDA

La elección del domingo dejó al socialismo merlino fuera del concejo deliberante.  El espacio político local que tiene como máximo referente a Mariano Stinga quedó atrapado por la polarización electoral. Sumó el 13% de los votos. No le alcanzó para sostener la única banca que tienen en el concejo.

Si bien se puede argumentar que la lucha electoral entre el PJ y Cambiemos minimizó la participación del socialismo merlino, esa coyuntura electoral no puede esconder los propios yerros. Desde la conformación de la lista, algunos integrantes del socialismo sostenían que la lista de concejales debía ser encabezada por otro candidato, y no Adolfo Rial. Y en algún análisis se mencionaba que se debía privilegiar Merlo por sobre el departamento. Garantizar lo ya ganado. No ocurrió. El socialismo pasó de tener un 24% de los votos en el 2013 a un 13%. No es un porcentaje desechable esos dos dígitos, pero es insuficiente.  El renacimiento electoral del socialismo merlino no será sencillo ya que en el 2015 se eligen cargos ejecutivos, donde la elección también suele polarizarse. Quizás, en alguna alquimia política y renovación de nombres encuentren los pilares para sostener ese porcentaje de electores y a partir de ahí crecer.

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