Merlinos escalaron el pico más alto de los Comechingones

Pedro y Federico Strelin, padre e hijo se sumergieron en una nueva historia de sueños y aventura. Esta vez viajaron a la provincia de Córdoba a escalar el cerro de aproximadamente 3 mil metros de altura sobre el nivel del mar. El Champaqui se ubica al oeste de la provincia Córdoba en el sector conocido como sierras grandes, al este de la cumbre está el Valle de Calamuchita. “Un desafío interesante para los aficionados al montañismo”, expresaron a Infomerlo.

Existen numerosas formas de escalarlo y hacer cumbre. Hay senderos muy usados, otros no tanto que permiten su ascenso desde casi todos los puntos cardinales. Pese a esto los merlinos prefirieron hacer la aventura a su manera. La forma más compleja, arriesgada y aventurera fue la que seleccionaron. “Queríamos subir por un lugar donde nunca aún había sido escalado”, destacó Pedro Strelin. “Lejos de las huellas y senderos ya marcados elegimos una cresta que parecía permitir subir casi en línea recta hasta la cumbre. Al verlo desde abajo daba impresión observar principalmente la última parte del cerroya que se erguían en las inmediaciones de la cumbre altas paredes y bloques de roca totalmente verticales”, recuerdan. Si bien dudaban de poder lograrlo, había una fuerza interior que los llamaba a intentarlo. Eso los impulsó a animarse.

El viernes luego de buscar a su hijo (Federico) por la escuela, Pedro condujo su vehículo hasta un lugar llamado “la Rinconada”(a unos 10 Kilómetros de San Javier, Traslasierra). Allí la familia Pino les permitió estacionar el auto hasta su regreso. Inmediatamente comenzaron el ascenso y la aventura. “Dada la hora sabíamos que no podríamos lograr la cumbre en el día, así es que íbamos preparados para pasar la noche con bolsa de dormir pero sin carpa por que debíamos andar livianos, con el menor peso posible”, dijo Pedro a Infomerlo. Llevaban algo imprescindible para su aventura: cuatro litros de agua que deberían racionar para todo el camino.

En medio de la escalada se hicieron las 20 y casi sin luz decidieron parar a pernoctar. “Estábamos rodeados de bloques de roca gigantes y eso nos obligó a intentar dormir sobre una de estas rocas medianamente horizontales y del tamaño de una mesa”, recuerda. “Casi no pegamos un ojo, el colchón estaba muy duro”, bromearon. A las 6 de la mañana ya estaban listos para continuar la aventura. A esa hora el altímetro del GPS marcaba 2350 metros. “El terreno se puso cada vez más vertical.Me preocupaba la posibilidad de encontrarnos con un escollo insorteable”, comenta Pedro. Pese a las limitaciones siguieron avanzando rodeando y escalando los bloques de roca enormes que se cruzaban a su paso. A las 10 de la mañana, debilitados por el esfuerzo y la deshidratación…el sueño se hizo realidad y ya estaban en la cumbre del cerro Champaqui. “Habíamos hecho realidad lo que tantas veces habíamos imaginado en los últimos días.  Habíamos escalado este hermoso cerro por una nueva ruta, sin senderos ni cuestas que nos guíen”, destacaron. Los merlinos cumplieron con una nueva y muy meritoria aventura. Todavía los esperaba un largo y tedioso descenso, esta vez por uno de los senderos clásicos. Luego el regreso a casa.