Clasificación histórica del seleccionado de mujeres del Valle del Conlara

Con perdón de la osadía, el fútbol es el deporte más democrático que existe.  Es un juego que permite la aparición de imponderables en un número alto. Remitirse a ejemplos históricos, puede abrumar. El presente, suele también proporcionar esas historias de David venciendo a Goliat. En San Luis, por la eliminatoria rumbo al Nacional femenino, ocurrió el más reciente caso donde pez chico, se devora al pez grande.  El sábado, se jugó el partido de vuelta entre Conlara (San Luis) y Río Cuarto. Hubo penales, tras dos empates en el tiempo reglamentario. Allí, el combinado puntano terminó de quebrar los pronósticos previos, se impuso por 8-7 y logró un pase al que califican como hazaña en el interior de San Luis.

 Una parte de la explicación, quizás resida aquí. Río Cuarto, combinado que tuvo en sus filas a cinco jugadoras de la Selección Nacional, sucumbió ante Conlara, el dueño de casa, armado con jugadoras que deben recorrer varios kilómetros diarios para jugar y entrenarse.

HAZAÑA 

“Fue una hazaña por ser un equipo amateur sin figuras, que supera y vive dificultades día a día. Lo prevaleció fue la unión y jugar de igual ante una potencia. En lo personal me enorgullece. Pero las heroínas son ellas”, indicó emocionado Cristian Alba, el DT del equipo.  “El fútbol femenino en la Liga de Conlara se juega hace dos años. Somos tres equipos. Para entrenar a la Selección, debemos jugar amistosos con varones, con el Sub 17 o con veteranos. Río Cuarto no perdía hace siete años”,  agregó.

 La distancia ha sido otro obstáculo para vencer. Y un buen número de jugadoras, se repite, reside en las afueras, en parajes rurales, sin acceso en varios casos a tecnología básica, como el teléfono.

 “La arquera Florencia Allisiardi, que atajó tres penales en la serie, es del paraje Praga que está a unos 60 kilómetros. Ella estudia. También están Belén Funes y Sofía Palacio, que son de Las Lagunas, que está a 70 kilómetros. Está Soledad Kaufman, trabajadora rural que vive en Tilisarao, a 50 kilómetros”, describió Alba, que tampoco vive del fútbol.

 “Debora Chirino es de Cortadera y está a unos 30 kilómetros, mientras Fatima Velazquez vive en Concaran que está a 20 kilómetros y estudia.  Gabriela Aranda vive en La Ramada, un lugar de poco acceso de movilidad, que está a 40 kilómetros. Lucía Aste es de Villa de Merlo, situada a quince kilómetros”, indicó.

 La meta ahora, es realizar un buen torneo nacional. “Ahora, nos toca el Nacional. Nuestro objetivo era clasificar. Aspiramos a más pero somos conscientes que somos un equipo amateur que vamos a dar pelea”, concluyó Alba. El pez chico de Conlara, se quiere seguir devorando a peces grandes. Demostró que tiene con qué.

 Fuente: http://delsuralnorte.club/