viernes 19 de abril de 2024    | Muy nuboso 15.5ºc | Merlo, San Luis

El recuerdo de Damiana

Su hijo adoptivo recordó a quien fue la última descendiente de los Comechingones

Debajo del Mirador del Sol. A unos 1000 metros de altura. En plena sierra está emplazada la casa de Damiana Vega. Con sus destacados sauces y verdes ramas que abrazan la tierra. Allí vivía la última descendiente de los Comechingones.
lunes 26 de septiembre de 2016
Recuerdo
Argüello en la casa donde vivía Damiana Vega.
Argüello en la casa donde vivía Damiana Vega.

Víctor Hugo Arguello (de 57 años) es la persona que cuidó a Damiana Vega durante sus últimos 15 años de vida. Él fue quien pidió que se realice la fiesta en su honor que ya lleva tres años consecutivos. El evento comenzó a concretarse durante la gestión Gloria Petrino como intendenta de la ciudad, ahora se mantiene y sigue creciendo. “La única tristeza que me da es que no se la recordó en vida”, lamentó. “Me emociona este evento porque para mí fue un orgullo muy grande haber vivido con esta mujer tan importante”, contó durante una charla mano a mano con Infomerlo.

UN POCO DE HISTORIA

Víctor conoció a Damiana allá por el ’88, ‘89. En ese entonces él tenía una agencia de remises al lado de la municipalidad, hasta allá bajaba Damiana con alrededor de 90 años para hacer mandados. Lentamente descendía para hacer compras con su bolsito en mano. Para volver se tomaba un remis. Una sola vez Víctor la llevó a su casa y fue suficiente para que no se separaran más. “No me dejó bajar, me tenía que quedar a comer con ella”, recuerda. A pesar de ser nativo de Villa de Merlo era la primera vez que Arguello conocía a Damiana y su casa. “Ella ese día me pidió que no la abandonara”, contó con lágrimas en sus ojos. “Eso me dolió terriblemente”, agregó.Las noches de nieve y frío, él se tomaba el tiempo de subir a verla y la encontraba en su ranchito a la orilla del fuego. Los domingos le acercaba una bandeja con lo que cocinara su señora en su casa. La relación entre ambos fue creciendo de a poco y Damiana comenzó a sentir a Víctor como su propio hijo.

“Un día vino su hija de Buenos Aires en la época en que era intendente Jorge Álvarez. Le hicieron un cumpleaños bajo los sauces en el que bailó, tocó la guitarra y disfrutó muchísimo”, recordó. Eduardo Cometo y a Gastón Fonseca (padre) (dos personas a las que Damiana quería mucho) le organizaron la fiesta. Uno de los invitados fue Víctor junto a su familia. Ese día, la hija de Damiana le comunicó que su mamá le había pedido que Víctor se hiciera cargo de ella. “Esa misma tarde me trasladé hasta acá junto a mi familia para cuidarla”, dijo emocionado. Arguello recuerda a Damiana como una mujer hermosa, muy fuerte, de buen humor, “nunca estaba de mal carácter, todos los días con ella eran una sonrisa. Era muy compañera, fue divino vivir con ella”. Damiana vivía en un lugar completamente agreste. A diferencia de otros casos, eso no le impedía ser activa y disfrutar mucho de su casa y el paisaje. Juntaba yuyitos para curar sus dolencias y las de la gente que iba especialmente a verla para que le haga curaciones. La forma de agasajar a sus visitas era obsequiando tabaco, azúcar y yerba.

Antes de conocer a su hijo adoptivo Damiana hacía muchos años que vivía sola. Lo hacía de forma muy precaria. Tenía un ranchito de piedra que ella misma había construido. Víctor se lamenta no haberla conocido antes. “Ella tenía sus cabritos, sus chivitos y escuchaba desde su casa como se los robaban pero no se animaba a salir porque en la noche no podía manejarse como durante el día”, explicó. Fue por eso que necesitaba que alguien se hiciera cargo de sus cosas. Ahora desean que el ranchito en el que vivió Damiana se convierta en un museo. Para eso necesitan ayuda con la construcción del techo. El lugar es una habitación construida con paredes de piedra y tirantes de madera en la parte superior. En uno de los lados hay una especie de depósito donde Damiana guardaba los alimentos para mantenerlos frescos y seguros.

Durante los últimos años de vida, Damiana vivió en una casa de ladrillos que fue construida junto a su ranchito. Allí estuvo en mejores condiciones. En el lugar aún se encuentran todas sus cosas. Su guitarra. Sus ropas. Su cama con la mitad de las patas cortadas para que llegara mejor al suelo y todos sus recuerdos. “A veces cuando la extraño mucho, huelo su ropa y aún siento su olor”, dijo su hijo adoptivo mientras mostraba la vivienda a Infomerlo. Durante los 15 años que compartieron juntos, llevaron a Damiana de paseo al centro. “se enloquecía”, recuerda Víctor. “se sorprendía mucho del crecimiento de la ciudad”, cerró.

Más noticias
Últimas noticias