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El viaje soñado

De Merlo a Rosario en balsa y bicicleta

El 14 de mayo dos miembros del Club Andino San Luis, Matías Aguilera y Pedro Strelin, irán en busca de cumplir un sueño: unir Villa de Merlo con Rosario utilizando como únicos medios de locomoción sus bicicletas y una balsa.
martes 12 de mayo de 2015
De Merlo a Rosario en balsa y bicicleta

El tramo en bicicleta será completamente realizado por caminos de tierra. Desde Villa de Merlo cruzarán a Río de los Sauces por la ruta al Filo Serrano y desde allí se irán acercando al Río Tercero por caminos rurales pasando probablemente por localidades como Elena, General Dehesa, Laguna y Belleville. Una vez en el río llegará el momento de mayor incertidumbre porque deberán construir una balsa hecha a base de cámaras de camión y palos que deberá estar en condiciones de trasladar no solo a sus tripulantes, sino también a sus bicicletas y equipamiento.

Las cámaras se llevaran desde la Villa de Merlo, por supuesto, desinfladas y enrolladas en el portaequipaje de las bicicletas. Para protegerlas las cámaras (durante la navegación) de posibles pinchaduras o daños ocasionados por objetos punzantes serán envueltas en una tela de media sombra doble que será cocida en el lugar. 

Según explicaron, si diera buen resultado la construcción de la balsa,  los navegantes planean descender durante cuatros días por el Río Tercero y luego el Río Carcaraña pasando por Pueblos como Iriville, Cruz Alta, Arequito y la ciudad de Carcaraña. Allí deberán ver la forma de sortear una serie de diques que se interponen “ilegalmente” en el río. Si esto no fuera posible por el excesivo peso de la balsa, darían por concluido el tramo de navegación para finalizar en bicicleta los últimos 60 kilómetros que los separan de la ciudad de Rosario.

El viaje durara aproximadamente 10 días, dependiendo esto en alguna medida de lo que se tarde en construir la balsa y la velocidad de navegación que se pueda desarrollar con ella, cuestión que estará supeditada más que todo a la corriente del río. Las tareas durante la navegación serán variadas. Aparte de la monótona tarea de remar y propulsar la barca, el tiempo de navegación será aprovechado para pescar y documentar todo lo que suceda en el viaje. Hay muchos interrogantes que tendrán su respuesta a medida que vayan sucediendo los hechos, y en la medida  que se vaya avanzando en el viaje. Y de eso se trata justamente el realizar una “aventura”.

Salir de la zona de confort, de la seguridad que nos brinda el entorno y la rutina de lo cotidiano, donde tenemos respuesta a casi todo, e ir en busca de la zona del “descubrimiento y la exploración”.

“Cuando entramos en esa zona una especie de motor inagotable y mágico se enciende en nosotros. Una mezcla de pasión e instinto de supervivencia comanda nuestras vidas y estamos dispuestos a soportarlo casi todo. Una buena cuota de suerte siempre es necesaria”, explicó Pedro Strelin uno de los impulsores de esta nueva aventura.

 

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