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A un año, un homenaje conmovedor

<p>La cabalgata organizada en memoria de Mario Mercau y Darío Vaéz, fallecidos por el trágico incendio de septiembre de 2013, movilizó a cientos de personas. El dolor no cesa como tampoco el reclamo de justicia. Las imágenes de un domingo teñido de tristeza.</p>
domingo 07 de septiembre de 2014
A un año, un homenaje conmovedor

Agrupaciones gauchas, amigos, vecinos de toda la vida, conformaron una cabalgata para homenajear la memoria de Mario Mercau y Darío Váez, los dos merlinos que murieron tras sufrir severas quemaduras durante el incendio que se originó en las sierras Comechingones el 4 de septiembre de 2013. Se trató de un desfile enmarcado por el respeto y del cual participaron mujeres y varones. Adultos y jóvenes. Y hasta niños en compañía de sus padres. Todos enfundados con su vestimentas gauchas, que representan un estilo de vida, al cual adherían Mario y Dario.

Hacia las 9.30 de la mañana, las agrupaciones gauchas y tropillas se reunieron en las inmediaciones de la iglesia de la Medalla Milagrosa, ubicada en Rincón de Este.  A los jinetes, se sumaron vecinos en vehículos y en motocicletas, dispuestos a acompañar a las familias de las víctimas a un año del fuego en las sierras.

Tras la bendición del padre Jorge, las tropillas descendieron por la avenida de los Césares para luego avanzar por la avenida Dos Venados, hasta el cruce con la avenida Libertador en Barranca Colorada. Por allí, la cabalgata bajó y solo se escuchaba algún relinche de los caballos y el sonido metálico de las herraduras contra el pavimento. Todo lo demás era silencio al paso de la cabalgata. 

Durante todo el trayecto, las agrupaciones gauchas alzaron el estandarte que las identificaban y recibían a su paso el saludo respetuoso de los vecinos ubicados en las veredas o las esquinas. La procesión, tras recorrer la avenida Libertador, tomó por la avenida Norte y desde allí se dirigieron a la plaza Sobremonte para después ir al cementerio, destino final de la cabalgata.

En torno al campo santo, otros vecinos esperaban para poder abrazar a los familiares. Autoridades locales, encabezadas por la intendenta, Gloria Petrino, acompañaron el homenaje y la recordación de los dos vecinos nacidos y criados en Villa de Merlo. Después, un largo cortejo ingresó hacia uno de los panteones y entre cruces y lápidas trasladó el féretro que contiene los restos de Mario Mercau hacia la morada final. A pocos metros, descansa su amigo, Darío Váez. En esa ceremonia hasta los más duros tenían los ojos enrojecidos al sentir la ausencia para siempre. Fueron minutos cargados de dolor pero también de un simbolismo sobre el Merlo de las tradiciones rurales y su homenaje los que ya no están. A un año de las muertes de Mario y Darío, el recuerdo permanece vivo y una herida social profunda perdura abierta.

 

 

 

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